80.541 ourensanos reprobaron la conducta de Baltar

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE

08 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El siglo XXI llegó frenético a los predios ourensanos. Después de 37 años de democracia, el nuevo siglo ya colocó en la peana de  indignos políticos reprobados a sendos máximos representantes de las dos administraciones más próximas al ciudadano, la municipal y la provincial. Si en la legislatura anterior fue el exalcalde de Ourense, el socialista Agustín Fernández, el reprobado, en la actual ha sido el presidente de la Diputación, y líder del PP, José Manuel Baltar. Si a eso añadimos que sus respectivos antecesores están apartados de la vida pública por unos pecadillos impropios de servidores públicos, completamos el mal pie con el que ha entrado Ourense en el nuevo siglo en el que, por cierto, ya nada queda de aquella Atenas gallega en la que los intelectuales y miembros de la cultura se erigían en conciencia crítica de la vida política. Los de ahora, si es que los hay, silban o, lo más habitual, reciben subvenciones de los políticos en almoneda. Esta semana, el partido hegemónico, el PP, ha dado dos nuevos ejemplos de prepotencia. Uno protagonizado en el Concello de Ourense donde su incapacidad para negociar y buscar apoyos antes de las votaciones impidió la aprobación del plan económico-financiero 2015-2016 lo que supondrá, entre otras cosas, el impago de facturas y la ralentización de inversiones en beneficio de los vecinos. El segundo fue la ausencia del presidente de la Diputación (y los diputados del PP) del pleno que él había convocado a petición de PSOE, DO y BNG, para reprobarle y exigirle la dimisión. En lugar de afrontar ante la ciudadanía (que le eligió y le paga), el mayor problema (no jurídico pero sí social y político) que se le planteó al PP desde que Baltar se instaló en el poder, éste hizo mutis por el foro. La historia contará como los representantes de 80.5451 ourensanos reprobaron a un líder tras descubrir que sus loables esfuerzos durante  los primeros años para modernizar una institución anquilosada y caciquil, eran pura filfa. Puro escaparate personal (el que dude del egocentrismo de Baltar júnior que vea el anuncio que paga la Diputación en Telemiño para su mayor gloria). Los líderes que se precien deben predicar con ejemplos y no con anuncios. Con hechos y no con palabras. Ver a Baltar esta semana huyendo del pleno de la Diputación, recibiendo el desplante de la oposición en el Parlamento y obviando (¿será real eso de que el que calla asiente?) las preguntas concretas de los periodistas gallegos, ha mostrado un líder con los pies de barro o dicho de otro modo, le ha posicionado como lo que es, el heredero de una saga que sin el salvavidas del progenitor huye de los problemas en lugar de afrontarlos aunque sus vecinos hiervan de indignación.

Mujer Y por si la política no fuese suficiente fuente de asombro ante la reacción de la justicia ante una denuncia femenina, esta semana también nos deja la noticia de una sentencia de 22 meses de cárcel para un vecino de Ribadavia que durante 672 meses maltrató, de palabra y obra, a su esposa. La justicia es garantista pero tanto desfase entre acción y castigo parece todo un despropósito.