La crisis del sector se mantiene y prolifera la pérdida de empleados
03 sep 2015 . Actualizado a las 18:53 h.La luz al final del túnel no acaba de vislumbrarse para los taxistas ourensanos. Hace ya un lustro que sus carreras son de subsistencia. Lejos quedan los días de trabajo a destajo. La pérdida de clientes (en torno a un 30 %) y el incremento de costes les sitúan en un escenario complejo. Por eso, quienes utilicen habitualmente este medio de transporte en Ourense no notarán el cambio de año. Y es que la tradicional subida de tarifas del 1 de enero no se producirá en el 2015. Así lo decidió de forma mayoritaria el colectivo que conforman más de un centenar de profesionales. «No las vamos a subir. Es una decisión que se toma ante el escenario actual. El IPC en verano estaba en términos negativos, ahora se elevó un poco y habría posibilidad de subir las tasas, pero tal y como está el negocio creemos que no es lo más conveniente», señaló Francisco Javier Fernández, presidente de la asociación provincial de taxistas de Ourense. Esa decisión de apretarse el cinturón también afecta a los recorridos interprovinciales. De esa manera, la bajada de bandera se mantendrá en los 2,06 euros y el kilómetro recorrido en 1,08 euros. Si hablamos de un día festivo o de horario nocturno, la tasa asciende ligeramente. La única reivindicación que realizará el sector al Concello de Ourense -es la institución encargada de fijar las tasas y condiciones del colectivo en la ciudad- es la de solicitar una regularización de los festivos para tratar de optimizar los beneficios en esos días. La difícil situación que atraviesan no se deja ver solo en las céntricas paradas repletas de vehículos blancos a la espera de un cliente. Es una realidad que provoca que cada vez haya menos profesionales en Ourense que viven del taxi. La cifra de autónomos con licencia se mantiene invariable en 106. Lo que se ha reducido es el número de empleados que estos tienen contratados para sacar más partido a la licencia. «Los que más sufren esta situación son los que están como empleados. Algunos ya lo han dejado, porque hace tiempo que ya no les compensa. Ven que cada día ganan menos y que tienen que hacer frente al gasto del coche y del dueño, y se dan cuenta de que el beneficio no es ni mucho menos el que esperaban», concluye Francisco Javier Fernández.