Quedan pocos días para que las rebajas de verano del 2009 pongan su punto y final y es el momento de hacer cuentas. La crisis económica, una climatología curiosa para esta época y la poca disposición a gastar de turistas apurados han protagonizado estas rebajas. Los comerciantes, en líneas generales, aseguran haber ajustado al máximo lo precios para incitar al consumo y aunque así ha pasado, los beneficios no han sido mayores. Calculan que aunque las ventas se han mantenido, las ganancias han sido menores, llegando al 15% de descenso. Con mayor anticipación que en otros años, las nuevas colecciones de cara al otoño se han expuesto -en la actualidad muchos comercios ya llenan sus escaparates con estas prendas- con precios asequibles. Los comercios locales, que cuenta con menos márgenes a la hora de ajustar los precios, encuentran en las grandes marcas un enemigo difícil de batir.
Pero no solo se ha notado este descenso en el apartado textil. El de la alimentación, a pesar de la llegada de turistas se ha resentido. Emilio González, presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro aporta un dato esclarecedor: «nos han comentado que en muchos restaurantes piden tres menús para cuatro personas y de la carta, casi ni hablar». También se ha notado en la venta directa de productos de alimentación. Las grandes comidas veraniegas que reunían a las familias en torno a una mesa no han descendido, pero sí la cantidad de comida que se sirve. «Antes sobraba comida y ahora la gente apura más los pedidos», asegura González.
Los comerciantes esperan que la nueva temporada les ayude a estabilizar sus negocios.