Tres mil peregrinos llegados de otras diócesis vivieron una intensa jornada de peregrinación La ciudad vibró en el último día de julio como punto de partida hacia la meta compostelana
31 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.A tope. Las iglesias del centro de la ciudad pocas veces se vieron tan abarrotadas de jóvenes como a primera hora de ayer. Nada menos que tres mil chicos y chicas venidos de distintos puntos de España: Huelva, Sevilla, Ciudad Real, Valladolid... Todos dispuestos a disfrutar de Ourense en las horas previas a la salida, esta mañana, hacia Santiago para asistir al encuentro europeo de la Juventud. Puertas abiertas de par en par y cantos que se escuchaban en la calle. En Santa Eufemia acababa la catequesis especial presidida por el obispo de Astorga, Camilo Lorenzo: «A peregrinación é unha escola de encontro, comunión é búsqueda da confirmación na fe ao chegar á tumba do apóstolo». Despliegue de cámaras, pañuelos, palmas, sonrisas y la alegría que tantos jóvenes contagiaron en las calles de la ciudad, que registraron un populoso ambiente. Fueron de terrazas, visitaron la catedral, recorrieron los puntos más destacados de Auria. Jesús Sanz, obispo de Huesca-Jaca, también estaba aterrizando como el resto de la expedición: «Animamos a los jóvenes a que pongan sus preguntas al sol, preguntas que están en el camino y ese camino tiene meta y es el Señor quien les abraza». El almuerzo lo tuvieron en salesianos y aún aprovecharon la tarde para seguir descubriendo Ourense. A las siete la cita la tenían en la praza Maior. Hacía bochorno, Ourense olía a incendio forestal, pero el calor quedaba dulcificado por alguna pequeña corriente de aire. Allí se celebró una misa juvenil. Palco con rampa, telas de colores, una batería detrás del altar y en primera línea, el alcalde de Ourense, Manuel Cabezas y el presidente de la Diputación, Jose Luis Baltar. Arriba, el obispo de Ourense, Luis Quinteiro, el arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez y los prelados de Ciudad Real, Antonio Ángel Algora y los ya citados de Huesca-Jaca y Astorga, entre decenas de sacerdotes.