Cómo hemos cambiado... a mejor
Cada generación vive, y vivirá, mejor que la anterior. Piensen, quienes son padres, en sus propios padres, abuelos o bisabuelos, y explíquenles a sus hijos qué tipo de trabajos tenían, qué alimentación, cuántos esfuerzos hicieron para tener una humilde vivienda en propiedad y dar estudios a sus hijos, quién cuidaba a sus mayores sin pensión...
Hoy se discute mucho sobre el precio y escasez de vivienda, así como la imposibilidad de acceso a la misma de las nuevas generaciones. ¿Y si prueban a hacer lo que sus predecesores? Vivir en las afueras de la ciudades, vivir en la aldea y tener huerta, criar gallinas, pollos y un cerdo. Y un pluriempleo para sacar un extra los fines de semana. Teniendo en cuenta que padres y abuelos tienen buenas pensiones y se jubilan en edad de ayudar (un poco) con los nietos, por tanto están en mucho mejor que sus predecesores. Vamos a por ello chavales, que nunca hemos estado mejor. Roberto García Fernández. Moeche.
Desgaste democrático
La democracia siempre ha sido considerada como el régimen político que más protege los derechos civiles fundamentales. No obstante, estamos viendo señales que hasta el momento reconocíamos como más propias de dictaduras: el bombardeo indiscriminado contra civiles (Israel, recordemos, es la única democracia plena en Oriente Medio); en EE.UU., Jimmy Kimmel, un humorista y popular presentador desde hace dos décadas, acaba de ser despedido por mofarse de la reacción indiferente de Donald Trump ante la muerte de Charlie Kirk; Hungría lleva años erosionando el pluralismo mediático y la independencia judicial; y en España estamos asistiendo en directo al desgaste del sistema judicial mediante nombramientos políticos. Todo ello envuelto en un clima de tensiones territoriales y geopolíticas, con una población cada vez más recelosa ante la capacidad de sus gobiernos para resolver problemas económicos y sociales básicos.
De todo esto nos advirtió ya Franklin D. Roosevelt hace casi cien años: las democracias deben ser efectivas, y no solo formales, para seguir siendo creíbles frente a los regímenes totalitarios. Alberto Cotelo. Carballo.
La aritmética de la supervivencia
Una vez más, el presidente Sánchez vuelve a poner en riesgo el futuro de la legislatura, y con ello la estabilidad de España, para garantizar su supervivencia en la Moncloa. La reunión en Suiza entre el expresidente Zapatero y el prófugo Carles Puigdemont es un nuevo episodio de cesión que erosiona la confianza en nuestro Gobierno. No se trata solo de un gesto político, sino de una claudicación que proyecta debilidad: un Estado democrático que se sienta a negociar en el extranjero con quien huyó de la justicia tras quebrar la legalidad constitucional. La legitimidad de nuestro país no puede supeditarse a los intereses personales de Sánchez, ni a la necesidad de mantener apoyos parlamentarios a cualquier precio.
Los ciudadanos nos merecemos un Gobierno que defienda la igualdad ante la ley y la soberanía nacional, no uno que degrade la dignidad del cargo negociando en la sombra lo que debería debatirse en el Parlamento. La política no puede reducirse a la aritmética de la supervivencia. Claudina Garbajal. Ribadavia.