Impulsa, sociedad público-privada con mayoría de la Xunta, anuncia su disolución, «satisfechos de los resultados alcanzados». Disolución que le permite a la Xunta no atender requerimientos del Consello de Contas o la oposición. Promotora para el desarrollo industrial de Galicia, firmó un acuerdo con Altri, aun desconocido; impulsó con Ingenostrum un posible centro de datos en Curtis, y promovió la creación de la empresa Recursos de Galicia —43,5 millones de capital social, 30 % de capital público y 33 empresas privadas— con el objetivo de que «la riqueza generada por los recursos naturales de Galicia se traduzca en beneficios sociales y económicos para la región». De la que hasta ahora se conoce su intención de participar en la empresa de la mina de litio de Doade. Todo ello en la post pandemia, los fondos Next Generation y la llegada de Trump.
Trump y asociados habían previsto invertir 500.000 millones de dólares en infraestructura (centros de datos necesitados de chips, agua y energía) para el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y la economía digital. Unas previsiones alteradas por el avance en la IA de origen chino, con menos chips y menor gasto energético y de agua. Un mundo necesitado de minerales críticos y tecnologías para su aprovechamiento, en el que las posiciones de China confrontan con EE.UU., que envía el 90 % de su producción a China para el refinado. Confrontación que se extiende a la descarbonización, donde el litio y su aprovechamiento destacan en tal transformación, como documenta Bednarsky en La guerra de las baterías.
De todo ello se tiene noticia en Europa, donde, prevalencia de EE.UU. al margen, el mercado español en centros de datos se ha convertido en pieza clave de la red europea, a pesar de que España solo suma hoy 143 centros de datos, frente a los más de 5.000 de EE.UU. o a los 500 de Alemania, Reino Unido o China. Una posición reforzada por las políticas europeas diseñadas en el AI Continent Action Plan, que pretende triplicar en siete años los centros de datos y desarrollar gigafactorías de IA. En España destaca la actividad de la inmobiliaria Merlín Properties, con la tecnológica Edges, que construye estas infraestructuras sin uso de agua como ventaja frente otros proyectos. La opción anunciada por la Xunta con la desaparecida Impulsa optaba por el Galicia Green Data Center, promovido por Ingenostrum. Su ubicación en Curtis podría ahorrar costes en refrigeración, si bien las disponibilidades de agua en el parque de Teixeiro (SEPES) dependen del aporte desde el río Mandeo, actualmente insuficiente, como reconoce Medio Ambiente con su previsión de ampliarlo. Un proyecto que un año después se mantiene al ralentí. por más que sus objetivos estarían alineados con las estrategias europeas, y donde aún se palpan incertidumbres. Pero no se contenta quien no quiere. Y a la memoria, con tanta empresa público-privada para las industrias, vuelve aquella Sodiga de 1972.