Cada 7 de octubre se celebra en A Coruña la festividad de la Virgen del Rosario, para conmemorar la derrota de los ingleses, camino de Lisboa. Con Francis Drake y María Pita de protagonistas. Un 7 de octubre dedicado en el santoral a la Virgen del Rosario porque bajo su patrocinio, en fecha similar, tuvo lugar la victoria en la batalla de Lepanto. En la historia reciente de Oriente Próximo, con otras religiones como el judaísmo o el islam, el 7 de octubre de 2023 se inició una nueva guerra de poder o religión con el asalto de Hamás (suní) a territorio israelí.
El asalto de Hamás, con un despliegue de más de tres mil miembros sobre el territorio israelí se produjo al amanecer. El asalto se saldó con 1.197 muertos, y 250 rehenes, de los que unos cien continúan en poder de Hamás. Fue otro siete de octubre, 50 años atrás, cuando comenzó la guerra del Yom Kipur, o guerra árabe-israelí de 1973, desencadenada por Egipto y Siria para recuperar el Sinaí y los Altos del Golán, tomados por Israel en la guerra de los seis días de 1967, en la que se posicionaron entonces enfrentadas EE.UU. y la Unión Soviética. El 7 de octubre de 2023 Israel inició la Operación Espadas de Hierro. Y con ella la devastación y ocupación de Gaza primero, luego el ataque a Hezbolá (milicia chií libanesa respaldada por Irán) y la invasión del sur de Líbano y el hostigamiento y la ocupación por colonos y ejercito israelíes de Cisjordania, único territorio con capacidad para asentar un estado palestino.
Cierto que los tres territorios, Gaza, Cisjordania o Líbano, fueron sucesivamente fuentes de conflicto armado con Israel, sin olvidar Damasco o Egipto. Pero todo ello se comprende con dificultad si no se atienden los conflictos de religión que subyacen en Oriente Próximo. Además de los intereses económicos y geoestratégicos.
La relación de fuerzas en la zona, sobre todo entre chiíes y suníes se complicó con la revolución de 1979 y la toma de poder de Jomeini en Irán, sumado a la guerra de Kuwait o la invasión de Irak, por más que unos y otros sean contrarios al Estado Islámico. Los Acuerdos de Abraham, en presidencia de Trump, propiciaban el reconocimiento de Israel por los estados suníes (Arabia Saudí, Emiratos, Baréin, Marruecos y Sudan). El asalto de Hamás (suní) a Israel el 7 de octubre paralizó esos acuerdos. Y desató la respuesta de Israel, sobre Gaza y Cisjordania, pero también en Líbano o Siria, con obvia capacidad de penetración en las organizaciones chiíes, provocando un duro enfrentamiento con Irán y sus aliados, siempre los EE.UU. como soporte de Israel, y la incógnita de la posición de Rusia o China, si la hubiere. La ONU, inerte. Irán ha respondido a Israel lanzando 200 misiles contra la eficaz cúpula de hierro. A la espera ahora de la respuesta israelí.
Oriente Próximo en guerras de intereses, quizás de religión, donde mueren miles de civiles sin defensa, a manos de Netanyahu y su Gobierno. Mientras llega ese 5 de noviembre americano. ¿Para qué?