¿Hay algún psicólogo en las filas de Junts. Es que debería hacerle ver a Carles Puigdemont que su ánimo de seguir mintiendo a los catalanes tendría que acabar de una vez. No les puede decir que si vuelve, su arresto es culpa de Esquerra por haber pactado con el PSC. Después, que si es responsabilidad de Pedro Sánchez y que se lo hará pagar cuando necesite el apoyo de Junts en el Congreso. El jueves, que si su detención es ilegal. Y ayer, esconderse entre unos miles de fieles para volver a huir engañando, tras exhibir una vez más su ego. Dijo que volvería para la investidura y solo volvió con motivo de ella.
Su gran amigo y defensor, el abogado Gonzalo Boye, bien podría ilustrarlo, aunque solo fuera un poquito, en que ilegal e impropio de un demócrata fue su declaración unilateral de independencia, el empleo de fondos públicos para una causa —la secesionista— partidista, así como su huida del país en el 2017 para evitar ser juzgado. Eso sí que fue ilegal. Su arresto, teniendo en cuenta que sobre él pesa una orden de detención emitida por un juez, Pablo Llarena, no es ilegal. Es el cumplimiento de la ley y lo contrario solo es culpa de quien la viola. De momento, como dijo David Cid, de los Comunes, «la única certeza es que Puigdemont no será presidente, y eso no lo ha decidido ningún juez», sino el pueblo al que él tanto menta cuando le interesa para decir que su acción responde al «mandato de la ciudadanía», la misma que lo echó de la Generalitat.