Antonio Palacios, Jesús Bal y Gay, Andrés Gaos, Milladoiro, Rosalía, Camilo José Cela, Torrente Ballester, María Casares, Verino, Domínguez, Laxeiro, Cunqueiro o Valle Inclán. Podría continuar con otros nombres de gentes creativas. Precisaría varias páginas del periódico. Porque los gallegos somos pueblo de imaginación y soluciones. No es que nos guste responder con preguntas, sino que sabemos todas las respuestas. Y si no las sabemos, fabulamos con ellas hasta construir una realidad paralela. Este preámbulo viene a cuento de la magnífica noticia que conocimos la semana pasada: la educación gallega, según el informe PISA, está a la cabeza de la OCDE en pensamiento creativo. Estamos a la altura de Finlandia, referente mundial en cuestiones educativas, y en la cima de España y la OCDE. Con nosotros empatan Madrid y Castilla y León, el resto de autonomías quedan a una considerable distancia. Es necesario, pues, felicitar a toda la comunidad educativa, al profesorado y a la administración pública, de quien he señalado en numerosas ocasiones su grado de eficiencia, eficacia y capacidad innovadora. Los profesores gallegos están en continua formación y los buenos resultados obtenidos con su alumnado se relacionan, obviamente, con su intensa implicación profesional. El éxito de nuestra educación es y será el espejo del éxito de nuestra sociedad. Decimos a menudo que no son buenos tiempos para las humanidades. Vivimos una edad cibernética, mecanizada, electrónica, digital. Por ello cobra mayor relevancia el pensamiento creativo, o sea, la capacidad de generar ideas o de mejorar las ideas preexistentes. La capacidad, en definitiva, de adaptación y de generación de nuevos conceptos, nociones, representaciones o arquetipos. De ahí la importancia de la noticia conocida la pasada semana y que ratifica, otra vez, la buena salud de nuestra educación.
Hace escasos meses conocíamos, también a través de PISA, que Galicia lideraba, junto a Cantabria, la equidad educativa (el alumnado gallego, independientemente de su posición social y económica, tiene las mismas posibilidades de éxito); asimismo encabezamos, al lado de Castilla y León, la competencia científica; en matemáticas llegamos a los 486 puntos, trece más que el conjunto de España y catorce más que la media de la OCDE; en lectura, 485 puntos, once más que el Estado y nueve por encima de la OCDE. En conclusión, tenemos una educación magnífica. Lo afirmo a menudo. Y más cuando se hacen patentes datos como los conocidos. Porque los datos son empíricos y no admiten réplica. Como no la admite la certeza de que las tres comunidades que encabezan el «pensamiento creativo» están gobernadas por el Partido Popular. Por debajo, el País Vasco (gobierno nacionalista) y Castilla-La Mancha (gobierno socialista). Datos, reitero. Quizá habría que pensar menos en las ideologías y un poco más en la gente: esa a quien debe servir la política.