En el 2035, todos en troncomóvil

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso SERENDIPIA

OPINIÓN

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17 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Doce años es el tiempo que les queda a los fabricantes de coches y a los concesionarios para seguir colocando en el mercado europeo coches diésel, gasolina o híbridos. A partir de entonces, los que aún tengan uno de estos vehículos de combustión, podrán seguir utilizándolo mientras tire, al menos hasta el 2040 —la fecha de prohibición no acaba de estar clara—. No nos alarmemos, pues, porque el implacable plan de la Unión Europea para reducir a cero las emisiones de CO2 del automóvil en realidad es bastante flexible, si se tiene en cuenta que un coche diésel, gasolina o híbrido adquirido este año podrá seguir circulando dentro de la legalidad, como mínimo, durante los próximos 17 años, si es que aguanta. Incluso un coche de combustión adquirido en el 2034, antes de que se prohíba su venta, circulará legalmente durante seis años, si no son más, porque una cosa es lo que quiera hacer Europa por imposición legal y otra la vida real.

Un ejemplo muy claro: las ciudades de más de 50.000 habitantes están obligadas desde el 1 de enero de este año a restringir el acceso a determinadas zonas protegidas de malos humos a los modelos cero emisiones. ¿Cuántos municipios han acatado esta normativa? En Galicia, solo Pontevedra ciudad, mientras el resto de las corporaciones municipales se escudan en el «estamos en ello» para demorar una medida de la que ningún organismo oficial, que se sepa, está haciendo seguimiento.

Calma, pues, ante la urgencia de esa hoja de ruta de la descarbonización impuesta con calzador por Bruselas a sus socios comunitarios, que tiene en el Gobierno de España a su más fiel seguidor —«un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo», que decía Fernando Galindo (José Luis López Vázquez) en la película Atraco a las tres—.

Ahora bien, lo que no tiene marcha atrás, y lo saben bien los fabricantes, inmersos en el mayor proceso de reconversión de la historia del automóvil, que requiere inversiones millonarias, es que a partir del 2035 solo podrán fabricar coches cero emisiones, mayoritariamente eléctricos, con alguna incursión en la tecnología híbrida. Así es que quien necesite cambiar de coche a partir de esa fecha solo podrá adquirir un modelo electrificado, si es que tiene capacidad económica para hacerlo, porque se trata de vehículos que, como mínimo, son un 30 % más caros que los de combustión, por el coste de las baterías; y según los entendidos en el tema, lejos de bajar de precio, a medida en que las prestaciones de las baterías vayan mejorando (más autonomía) su precio será mayor.

Llegados a este punto, y al ritmo de incremento del coste de la vida en proporción a los salarios, tener un coche en propiedad (o en renting, que viene saliendo igual de caro) se convertirá en un bien al alcance de las rentas más altas, como ya lo es ahora. Con la diferencia en que ahora aún hay posibilidad de comprar un diésel o un gasolina, y, a partir del 2035, quienes no lleguen al eléctrico, es decir, la gran mayoría, tendrán que optar, como única alternativa cero emisiones, al troncomóvil.