Indiferencias

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

M.Moralejo

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Leo que se está poniendo de moda salir a la calle en pijama a sacar al perro, tomar un café o ir de compras. Para algunos resulta súper moderno, para otros es un fleco más de la pandemia, cuando la gente se habituó a trabajar en casa sin vestirse.

Dicen que este fenómeno se observa en ciudades como Londres, Toronto, Helsinki, Nueva York, Pekín, Shanghái, Barcelona y también en París, donde lo han bautizado como NBN (Netflix-Baguette-Netflix); pero ya en el 2021, una oficina municipal del pueblo de Dos Hermanas colgó un cartel en la puerta que decía: «No se atenderá a ningún usuario/a que venga vestido con pijama o bata de estar en casa»; y años antes, en el 2017, una cafetería de Málaga también prohibía la entrada en pijama por «higiene y respeto» a los clientes.

Un experto en protocolo y etiqueta social decía que es un indicador de la pereza, el cansancio y el agotamiento que muestra la sociedad: «Te pongas lo que te pongas, nadie se va a enterar. La gente no mira por la calle y en las grandes ciudades, menos». Y añadía que esta tendencia es «un reflejo de la indiferencia» de la sociedad.

La Teoría de la Comunicación Humana señala que frente a cualquier mensaje o comunicación —la forma de vestir lo es— caben tres respuestas por parte del otro: la confirmación, el rechazo o la indiferencia. Desde un punto de vista pragmático, lo más demoledor para quien emite el mensaje es la indiferencia, porque si no hay una aprobación, o una crítica, simplemente eres invisible, no existes.

Una mujer manifestaba su decisión de separarse porque, según ella, en su casa era un florero en el que nadie reparaba. Ilustraba su afirmación contando la siguiente escena: «Esa mañana, cuando salí para ir a trabajar con mi marido y mi hijo, decidí salir en ropa interior. Bajábamos en el ascensor desde el octavo piso, y al llegar al primero paré, les pedí que se bajaran y subí a vestirme. Ninguno se dio cuenta de que no iba vestida». Eso es la indiferencia.

Vivimos en una sociedad donde una de cada cuatro personas vive sola. Según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística, en España hay más de cinco millones de personas solitarias, de ellas más del 45 % son mayores de 65 años de edad.

No somos una sociedad cansada, somos una sociedad de solitarios frente a los que la mayoría del resto se muestra indiferente, no los ve. Pero existen y son quienes más sufren la indiferencia, presentando un mayor índice de suicidios.

En esta sociedad, no me extraña que cada vez salga más gente a la calle en pijama y vestida de indiferencia.