Benedicto XVI, Francisco o Hakuna

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

MAURIZIO BRAMBATTI BT | EFE

03 ene 2023 . Actualizado a las 11:31 h.

Desde el minuto uno, los quisieron enfrentar. Al papa emérito con el nuevo papa. Resultó fácil. En este mundo de etiquetaje volátil, las pegatinas estaban cantadas, como de música y de voz están hechas las canciones del nuevo movimiento religioso Hakuna al que se están sumando muchos jóvenes en España y en otros países. Los dos papas luchaban y luchan contra el mismo problema: el descrédito de la Iglesia. Descrédito por el problema de la pederastia, pero también por el enorme distanciamiento con los fieles.

Benedicto XVI creía y defendía con talento como intelectual que el camino consistía en regresar a la esencia, a las escrituras. No dejarse deslumbrar por populismos. La esencia es la fe. El espíritu está dentro de nosotros. «Ser cristiano no es una especie de traje que se usa en privado». O «el ateísmo y el secularismo deshumanizante son las plagas de nuestro tiempo». Primero hay que mirar dentro para salir afuera, nos decía el teólogo Benedicto XVI, el papa que fue acusado de conservador y llamado el rottweiler de Dios. También fue el primer pontífice que se reunió con víctimas de abusos.

Francisco era todo lo contrario. Frente al papa conservador, llegaba el líder de la iglesia que ofrecía una revolución social. El papa progresista, el que quería abrir las puertas, las ventanas y los vitrales. El papa sonrisa. «Dios es amor y humildad». Una manera franciscana de entender el camino para recuperar a los fieles. Nada nuevo bajo el sol. Ni con Benedicto XVI ni con el papa Francisco. La iglesia lleva siglos reinventándose sin moverse de su sitio. Es la institución más sólida y la que más revoluciones, corrientes, sectas, variaciones... ha sufrido.

Ahora, gracias al combustible de las redes sociales, llegan unos jóvenes que se organizaron en Río en el 2013 y que cantan en las iglesias. Su éxito, el tema Huracán, ha rejuvenecido por unas horas los interiores de algunos templos. «Soy este trozo de pan». ¿Durará? La Iglesia no va a morir de éxito. Pero resucitará como siempre. Solo es cuestión de fe, de creer en lo que no se ve.