El tuit de Casillas

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

Sergio Pérez | EFE

13 oct 2022 . Actualizado a las 11:05 h.

Aún resuenan en la penumbra de la noche madrileña los aullidos lanzados desde las ventanas de un colegio mayor de reputado prestigio. «Vamos Ahuja», coreaban a una los muchachos tras la exhibición vejatoria que ha dado la vuelta a media Europa y ha puesto colorada a gran parte de la ciudadanía, mientras la otra no ha dudado en enarbolar la eterna disculpa de la costumbre hecha ley del embudo. El escondite del anonimato no ha tenido en este caso la evasión esperada y el asunto ha llevado a altos pronunciamientos. Unos bramidos que revelan con claridad el río que riega las profundidades de una parte del sustrato social siempre más atento a los delirios hormonales que al sentido de la dignidad. Y aún no repuesta la concurrencia del desatino de unos mozos que viven su etapa universitaria a cuerpo de rey, cuando uno de los ilustres del balompié, uno de esos que lucen en las hornacinas del fútbol patrio, mete la bota en otro charco profundo. El otrora gloria de la portería merengue, ese que volaba de palo a palo para cazar el esférico, sufrió en este caso un resbalón que lo deja en mal lugar. Como cuando le enchufaban un gol ridículo y miraba al cielo con los brazos en jarra. Un tuit lo ha sacado de sus Casillas. Se ha metido un gol por toda la escuadra, aunque ha encontrado la disculpa en un supuesto jáquer turco parco, preciso y limitado en el pirateo. Y en esto llega Puyol, otro de los insignes, el del famoso testarazo frente a Alemania, y se lanza de cabeza al mismo charco. Una demostración de lo que ronda por los circuitos balompédicos. Menos mal que el catalán tuvo la decencia de pedir perdón por el desaguisado. Claro que hay quien dice que una disculpa es una buena manera de tener la última palabra.