Vuelve el hambre

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

Carlos Ortega | EFE

27 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Repunta el hambre. Los números varían según quién los elabore y según lo que se considere hambre o desnutrición. No sé si la ONU es la fuente más segura pero desde luego parecía más optimista que, por ejemplo, algunas oenegés privadas. Dibujaba un descenso acelerado del hambre en el mundo desde el 2005, quizá por el subidón económico de China, y algo más lento después del 2010. Habíamos pasado de superar el 12 % de la población en el 2005 a un 8 % en el 2019. Pero, según el informe anual que publicaron el mes pasado, en el 2021 casi hemos recuperado la cota del 10 %. Lo atribuyen a la pandemia, pero prevén que la cifra siga subiendo impulsada por la guerra de Ucrania. Supongo que la salida de Afganistán y la hambruna posterior también habrán ayudado. Los datos más tremendos corresponden a Haití (47,2 %), Corea del Norte (41,6 %) y Yemen (41,45 %). Descartan alcanzar la meta fijada para el 2030: erradicar el hambre. Como mucho, prevén, volveremos en esas fechas al 8 %.

Dicho en porcentajes puede no doler tanto. Pero, en personas, pasan hambre cerca de 800 millones de personas, sobre todo en el África subsahariana y en el sur de Asia. Son datos que duelen y que producen vergüenza. O deberían producirla. Porque el hambre se ha utilizado como arma de guerra o de control demográfico y, por escandaloso que parezca, esto no ha cambiado. Los casos de Haití, Corea del Norte o Venezuela (pasó del 8 % en el 2005 al 22 % ahora) también dicen mucho sobre otras causas: corrupción, derechos inviolables aplastados por el poder, desacralización de la vida.

Quizá por eso somos incapaces de ayudar eficazmente. Porque nos pasa lo mismo. Y, como consecuencia, a lo mejor ni siquiera sentimos de verdad el problema.