El culmen del progresismo

Pedro Armas
Pedro Armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

RAQUEL MANZANARES | EFE

06 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En el plano biológico, el transformismo no es de ahora, es anterior a la teoría darwiniana de evolución de las especies. Se fundamenta en que la naturaleza es dinámica, mutable, convertible, incluso reversible. En el plano político, el transformismo es, según la RAE, el cambio oportunista y rápido de tendencia ideológica. Ambos transformismos se dan en la política española actual.

El Gobierno, en Consejo de Ministros, tras un subidón de progresismo («día histórico», «somos la vanguardia mundial»), decide dar vía libre al anteproyecto de ley trans, propuesto por la ministra de Igualdad, para posterior trámite parlamentario. Lo hace al margen de dictamen jurídico y de consenso político, pues tiene en contra a toda la derecha y a buena parte de la izquierda, entre otras a las feministas históricas. En los debates de bancada se hablará del derecho a la identidad personal u orientación sexual. En los debates de barra de bar y banco de plaza, en vez de hablar de la autodeterminación de Cataluña, se hablará de la autodeterminación de género.

La autodeterminación de género es, de hecho, autodeterminación de sexo. Un joven menor de edad podrá solicitar que le cambien de sexo en el Registro Civil, sin más, sin permiso de sus padres, sin testigos, sin justificación alguna y sin informe facultativo que demuestre disforia sexual. Más complicados son los tratamientos hormonales o quirúrgicos, para los que tendría que haber más legislación y más precaución. Los individuos no binarios, asexuales o intersexuales han de esperar al siguiente subidón de progresismo, pues por el momento no hay casilla para ellos en el formulario, ni en la naturaleza, donde la especie humana, caracterizada por el dimorfismo sexual, lleva siglos sin ser consciente de otras opciones de sexo fluido. Ahora bien, si todos fuésemos no binarios, no habría machos ni hembras y no habría machismo ni hembrismo. Para algunos y algunas, que ya no serían tales, ese sería el culmen del progresismo.