Son los impuestos, efectivamente

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

CESAR TOIMIL

25 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es célebre, y muchas veces se ha publicado en este periódico, la frase que sirvió de acicate para que Clinton derrotase a Bush padre. Con títulos análogos se han editado excelentes columnas en este diario. «La economía, estúpido» (The economy, stupid) no era solo un eslogan, al fin y a la postre se convirtió en el eje ideológico de aquella campaña. Feijoo, en su hégira a Madrid, lo vio claro. Él, al contrario que Casado, no precisa decir demasiadas cosas. Dice las justas. Quizá si Casado hubiese callado más, escuchado más, en lugar de sus largas peroratas, los votantes tendrían otra imagen de él. No creo que fuese un mal político. Era, simplemente, un político sin la experiencia necesaria para pelear dialécticamente contra un púgil férreo como Sánchez. A pesar de que en algunos momentos las encuestas lo situaron encima del actual presidente, nunca logró conquistar la calle: y ahí, en la calle, es donde se ganan las elecciones.

Sin embargo, la calle no precisa grandes soflamas. Pocas palabras, serenas y argumentadas, que incidan realmente en la posibilidad de progresar, mejorar, salir del túnel en que nos hemos metido: una inflación desbocada, un crecimiento económico cada día más precario, una subida de precios no asumible por las familias y un circulante en retroceso. En el nuevo Partido Popular han sabido verlo. Y ahí se ha centrado Feijoo. Primero lanzó el órdago que Sánchez aún no ha sido capaz de contestar con claridad: que gobierne el más votado. Y en segundo lugar, una propuesta realista para bajar los impuestos. Y con esas dos llaves, Feijoo ha abierto el baúl de las encuestas. Y en ese arca está encontrando, de momento virtualmente, los votos que su partido precisa para gobernar con holgura.

En cualquier país desarrollado, a sabiendas de que Hacienda ha ingresado más y que la inflación nos devora, se tomarían medidas impositivas urgentes: para que los ciudadanos tuviesen disponibles mayores rentas. Aquí, se mira para otro lado y nos doblegan con el doble, y rancio, mantra: los impuestos pagan la sanidad y la educación (uno), y que paguen más los que más tienen (dos). Callan que en el 2021 Hacienda ingresó 223.000 millones de euros, un 15 % más que el año anterior. La Agencia Tributaria ha ingresado casi un 70 % más con el impuesto de sociedades, un 14 % más con el IVA y un 7 % más con el IRPF. Pero de bajar impuestos, ni una palabra. Lo tenían fácil con la gasolina. Sin embargo, eligieron la subvención: unos céntimos que mis vecinos portugueses también están aprovechando. Aquí sobra el dinero. Tanto sobra que tenemos veintidós ministerios para gastarlo: en campañas contra el chuletón, por ejemplo.

Y en tanto esto sucede, las clases medias y las empresas (pequeñas y medianas), ahogadas por el fisco. Son los impuestos, efectivamente. Miren las encuestas. Ya se han dado la vuelta.