La tregua

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

Presidencia de Ucrania | EUROPAPRESS

23 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue solo un espejismo. Había que salir de las ciudades después de los días duros de la pandemia incesante, como un forajido que huye, y varios millones de ciudadanos acordaron disfrutar de los días vacacionales de Semana Santa, todos a una, desplazándose a la casa de la playa, o revisitando las procesiones de su pueblo, recuperando la infancia y la adolescencia y conmoviéndose al paso de trompetas y tambores con «la fe de sus mayores», como canta Serrat en La saeta.

Poco importó el precio récord de los combustibles, la gasolina y el diésel batieron sus mejores expectativas, las carreteras recuperaron los olvidados atascos y caravanas, y de nuevo el país volvió a mostrar la más amable de sus caras.

El incremento de los precios no fue un obstáculo tenido en cuenta y la especulación de los productos del gran consumo pospuso el cabreo generado en una suerte de tregua tácita. Evitamos referirnos al abusivo precio del megavatio, y el recibo de la luz y el gas al alza imparable lo asumimos como si tal cosa.

Fue una apasionante semana de Pasión apasionada, hasta que la Pascua florida nos invitó a resucitar los viejos problemas que nos agobian, como antes de la tregua de la Semana Santa.

Y fue así como nos enteramos del pelotazo, y nunca mejor dicho, de Piqué, futbolista independentista de un club catalán, que percibió veinticuatro millones de euros del Gobierno de Arabia Saudí por una dudosa intermediación. Claro que la comisión, rayana con el soborno, es legal, pero acaso no sea legítima y se aproxime a la obscenidad más repugnante.

La salvaje guerra provocada por la invasión rusa a Ucrania pasó a un segundo plano, mientras Jesús moría de nuevo en cada uno de los soldados caídos en las ciudades ucranianas. Y en el ámbito domestico, la actualidad convertía la compra de mascarillas en operaciones dudosas de buscavidas con acceso a responsables políticos, que negociaban en China millones de tapabocas duplicando cuando menos su precio unitario. No tenemos remedio. El Gobierno de la nación continúa con sus medias verdades. Con sus mentiras, en Semana Santa más o menos piadosas, sobre casi todo, y desoyendo a Feijoo, debutante líder opositor, incapaz de colocar su reforma fiscal al presidente Sánchez, que hace oídos sordos mientras se fotografía en Kiev con Zelenski.

Se acabó la tregua. Volvemos a donde solíamos, al sobresalto cotidiano, mientras aguardamos la llegada del verano.