La disfunción eréctil

Venancio Chantada Abal JEFE DEL SERVICIO DE UROLOGÍA DEL CHUAC

OPINIÓN

María Pedreda

01 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas noticias médicas han tenido tanto eco en los últimos años, al margen de la pandemia del covid o de los avances en inmunoterapia para el cáncer, como las relacionadas con la mal llamada impotencia masculina. La disfunción eréctil es la incapacidad para conseguir y mantener una erección lo suficientemente firme como para tener relaciones sexuales satisfactorias.

Puede causar estrés y falta de confianza en el hombre, lo que desencadena problemas en la relación de pareja. En ocasiones, incluso aparece años antes de una enfermedad cardíaca por la patología vascular común en ambas. La falta de circulación sanguínea adecuada en el pene se debe a la obstrucción de las arterias ocasionada por diabetes, niveles altos de colesterol o hipertensión arterial, consumo de alcohol y tabaco o efectos secundarios de la cirugía de cáncer de próstata, vejiga o recto. También en los lesionados medulares o en los pacientes con niveles bajos de testosterona, donde desciende el deseo sexual.

Los factores psicológicos juegan un papel muy importante, solos o asociados a una enfermedad orgánica como las mencionadas previamente. La depresión, la ansiedad, problemas laborales o de relación de pareja restan confianza y autoestima. El paciente huye del encuentro sexual por miedo a no controlar adecuadamente su erección.

Existen pruebas diagnósticas que ayudarán al urólogo a determinar el grado de afectación vascular o descenso hormonal, para plantear un tratamiento adecuado y personalizado a cada paciente.

El tratamiento debe ser dirigido según las expectativas del hombre y de su pareja, con la participación activa de ambos. Muchas veces es causal, corrigiendo los bajos niveles de testosterona o tratando los trastornos psicológicos por un sexólogo experto. Existe una serie de pasos terapéuticos que muchos hombres han de recorrer antes de corregir su trastorno. Desde el descubrimiento del sildenafilo y su comercialización en 1998, muchas parejas han recuperado de una forma sencilla y segura una actividad sexual plena. Actualmente, existen más fármacos vía oral con características similares adecuadas a cada tipo de paciente.

Algunos hombres, por contraindicación, al usar vasodilatadores coronarios con nitratos o por falta de respuesta, necesitan otros tratamientos aplicados localmente en el pene, como la crema en uretra o la inyección en el cuerpo peneano, ambas compuestas de prostaglandina. Si no existe respuesta, la última alternativa es la cirugía, mediante la colocación de una prótesis de pene, cuya activación se produce por un sofisticado mecanismo que rellena a tensión los cuerpos cavernosos en el instante que se desea.

En definitiva, en la actualidad es posible proporcionar una vida sexual plena y satisfactoria a nuestros pacientes, con seguridad y eficacia.