Feijoo no debe asumir el pacto con Vox

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

15 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En un momento en el que lo que fichan los partidos españoles son politólogos, estrategas, analistas y hasta estadísticos, en lugar de profesores no numerarios (penenes), abogados, funcionarios o ingenieros, como se hacía en la Transición, lo que me extraña es que se hayan acumulado en un solo año una sucesión de errores políticos estratégicos tan garrafales. Hace ahora doce meses, en una clara posición de ventaja sobre un Pablo Casado que ya entonces parecía gripado, Sánchez promovió una moción de censura en Murcia sin calibrar antes que Ciudadanos era allí una jaula de grillos que se la podía liar. Como así fue. De aquello, a la reacción de Ayuso convocando elecciones y machacando a la izquierda y a Cs en Madrid solo hicieron falta dos meses. Y Casado, que parecía ya muerto, volvió a la vida.

Pero el PP, teniéndolo todo a favor, ideó otra maniobra aún más absurda. Primero, pelea de Casado con Ayuso, su máximo activo electoral en ese momento. Y luego, convocatoria incomprensible de elecciones en Castilla y León, en donde el PP gobernaba plácidamente con lo más presentable de Ciudadanos, para acabar dependiendo de Vox. La jugada era suicida, porque incluso aunque Mañueco hubiera gobernado en solitario, habría sido necesario algún tipo de pacto con Abascal. ¿Que ganaba el PP con aquello? Nada. Pero, al margen de mandar a Casado el desguace, la situación se dio la vuelta y el fortalecido fue Pedro Sánchez.

Pero el error del que yo quiero hablar hoy, y el que más me extraña, es el que implica que Alberto Núñez Feijoo, que acostumbra a medir los tiempos políticos con precisión de relojero, permitiera que tras la chapuza de Casado y Mañueco en Castilla y León le diseñaran un calendario del inevitable congreso del PP que parece ideado ex profeso para hacerle daño, por coincidir con un acuerdo de coalición con Vox.

Creo firmemente que el PP jamás debería haber firmado ese pacto. Mañueco debió ir a la investidura y, si Vox no le permitía gobernar, a elecciones. Unos nuevos comicios en julio en los que Feijoo, ya como líder nacional, habría podido rechazar de antemano gobernar con Vox. Pero, si la decisión estaba tomada, el congreso del PP debería haberse convocado para más tarde, y con ese pacto ya consumado, de manera que fuera Casado quien asumiera el coste de ese desastre, del que es el único responsable, y no Feijoo, que tiene ahora que dar la cara incluso siendo solo candidato, mientras Casado, todavía presidente, se lava las manos.

Si el proceso congresual del PP hubiera arrancado con el pacto con Vox cerrado en Castilla y León, nadie podría reprocharle a Feijoo que enarbolara de cara a las generales su discurso impecable de que «a veces es mejor perder el Gobierno que ganarlo con el populismo». Ignoro quién es el responsable. Pero ahora, lo que le toca decir a Feijoo, con toda la razón por otra parte, es que pactar con Vox es malo, pero lo del PSOE con Bildu y ERC es peor. Flojo argumento, porque implica empatar. Y todo esto ha sucedido en un año. A lo mejor, sobra tanto estratega y faltan políticos de verdad.