El tiempo de los idiotas

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

JAMES ROSS | Efe

12 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El siglo XIX es considerado por algunos estudiosos como el siglo de los bobos. Y el XX, el siglo de los idiotas. Por el mayor grado de idiotez que imperó a lo largo de ese tiempo. Pero la calificación debe prolongarse al menos a lo que llevamos de siglo XXI porque, visto lo visto, seguimos en una fase de estupidez suprema.

Con los problemas económicos que nos acechan, con la miseria apostada en todas las esquinas, los incendios de Kazajistán y Ucrania, por citar solo dos; con las ansias de expansión rusas, la resurrección de Trump para acabar con la democracia norteamericana, con Bolsonaro, Maduro y Daniel Ortega y señora, y con los más de cinco millones y medio de muertos por coronavirus, el mundo ha estado y sigue pendiente de un idiota que, porque le da raquetazos a una pelota y gana 40 millones anuales, se cree superior que quien coloca ladrillos o corta leña en el monte y exigió poder entrar en un país incumpliendo todas las reglas sanitarias establecidas.

Tan idiota es el chico como sus papás, que lo equiparan con Jesucristo o Espartaco. O el presidente de su país, Serbia, que convierte un manifiesto incumplimiento y falta de respeto por los demás en conflicto internacional. A ellos se suma un coro de millones de estúpidos que, igual que el chaval, y tomándolo por bandera, se oponen a la vacuna antivirus y acusan a Australia de coartar las libertades. Discurso apoyado por el facherío español, ese que sube como la espuma en las encuestas, confirmando la estupidez de este tiempo.

El círculo de imbéciles lo cierra un juez australiano, especialista en epidemiología, salud y supervivencia, que ha descalificado las decisiones sanitarias y políticas otorgando la razón al pasabolas. De este tipo de decisiones sabemos un montón en España. Por lo visto, los jueces tienen las mismas flojedades en todo el mundo.

Ricardo Hevia, personaje irrepetible desaparecido la pasada semana, utilizaba una inteligente cita para definir el empeño inútil por rescatar a la gente de su ignorancia y soberbia. Y que viene a cuento en estos tiempos en los que la idiotez se impone a todo lo demás. Toda la vida sacando burros de la cuadra y la cuadra sigue llena. Eso decía y el dicho mantiene su actualidad. Porque vivimos el tiempo de los idiotas.