China ata a sus tecnológicas

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

ALY SONG | Reuters

02 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo está cambiando en el Silicon Valley de oriente. China se ha dado cuenta de que muchas de sus exitosas compañías tecnológicas empezaban a ir demasiado por libre y ha decidido atarlas en corto. La cosa empezó a torcerse hace un año, cuando Jack Ma, el presidente del grupo Alibaba (el Amazon chino) tuvo que tomarse unas vacaciones después de sus críticas al Gobierno y los bancos, que no veían con buenos ojos su plataforma de pago digital Alipay. En abril pasado, The Wall Street Journal informaba de que Ant Group, matriz de Alipay, se transformaba en un holding financiero supervisado por el Banco Popular de China (la autoridad monetaria central). Y Ma no ha vuelto a abrir la boca.

No ha sido un capítulo aislado. En los últimos meses Pekín está frenando conscientemente la meteórica progresión de varias de sus puntocom: ha impedido la oferta pública de acciones de Didi, compañía de transportes similar a Uber y que cuenta con 550 millones de usuarios; ha impuesto regulaciones en Meituan (equivalente a las plataformas de comida a domicilio como Glovo o Deliveroo), lo que le ha hecho perder miles de millones de valoración de mercado; ha multado a Tencent (dueña de WeChat, el WhatsApp que utilizan más de 1.000 millones de ciudadanos del país asiático a diario) y a Baidu (el Google chino); y ha tomado una participación y un puesto en el consejo de administración de ByteDance, propietaria de TikTok.

La interpretación oficiosa es que en el Partido Comunista de China (PCCh) se han cansado del modelo claramente capitalista que exhiben estos gigantes tecnológicos, que producen cada día nuevos millonarios con una filosofía orientada al ocio y el consumo, al estilo de lo que hacen Facebook o Amazon desde el otro lado del océano. Las recientes restricciones al acceso de los menores a los videojuegos irían también en ese sentido de estimular una economía más sólida y menos gaseosa, y por supuesto más acorde con los valores del PCCh.

Pero quizá hay otra explicación y es que en Pekín se están dando cuenta de que su ideal de «un país, dos sistemas» no funciona y son las grandes corporaciones las que están ganando la partida al Gobierno. Algo que ya ha ocurrido en Occidente y que quieren controlar antes de que sea demasiado tarde.