«La España multinivel», ¡qué nivel!

OPINIÓN

Eduardo Parra

27 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez está más claro que la remodelación del Ejecutivo de Pedro Sánchez no tiene nada que ver con los vaporosos motivos que esgrime el presidente -«el Gobierno de la recuperación social, digital, verde y feminista», proclamó-, sino que se ha tratado más bien de soltar lastre a toda prisa y de cualquier manera para impedir que un barco que hace agua por todos los costados se hunda definitivamente. Si se ha hecho semejante limpia en el Consejo de Ministros no ha sido desde luego para acelerar la marcha, sino simplemente para mantenerse a flote, expulsando de la nave a los elementos que más peso aportaban a ese empuje hacia el fondo del mar. De entrada, resultaba ya algo exótico hacer una remodelación del Gobierno a mediados de julio para irse inmediatamente de vacaciones -el Ejecutivo y la mayoría de españoles-, con lo que el efecto de impulso que lleva implícita toda renovación quedará enterrado en la arena de la playa o sumergido en la caña de cerveza. Si se ha hecho ahora y se ha hecho así, es porque no había más remedio y porque en septiembre ya era tarde.

Aunque el inefable Tezanos hace lo que puede, los sondeos serios dicen que con el Gobierno nuevo, igual que con el viejo, el PSOE sigue en barrena, y no digamos ya Podemos, mientras que el PP, sin hacer nada del otro mundo, acaricia la mayoría absoluta junto a Vox. Han bastado estos pocos días para entender que lo que ha hecho Sánchez y lo que puedan aportar los nuevos ministros y ministras respecto a lo que teníamos antes es lo más parecido a la nada con sifón, si exceptuamos el hecho de que las ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros han dejado de ser ese ejercicio de verborrea incontenible -y también ininteligible- al que acostumbraba a someter María Jesús Montero a todo el que tuviera la obligación o el vicio de escucharla. Si ya es difícil recordar el nombre de los flamantes nuevos ministros, imagínense a la vuelta del verano. Por decirlo claro, se ha tratado más bien de enterrar rápido a Ábalos, Calvo, González Laya, Redondo, y compañía que de entronizar a Alegría, Morant, Albares, Sánchez, LLop, Bolaños, Rodríguez y López, que así se llaman los nuevos. Pero con unos y otros la luz sigue subiendo, el PSOE bajando y los secesionistas a lo suyo, que es pedir siempre otros dos huevos duros.

La cosa pinta mal para un Sánchez con el crédito agotado, al que no se le ocurre otra cosa que abandonar a sus ministros recién nacidos e irse a Hollywood a vender su sonrisa profidén y su tipo de Clark Kent, ofreciendo algo tan moderno como convertir de nuevo a España en decorado de spaghetti western. Pero vuelve de allí sin que Biden le contacte ni por WhatsApp. Sánchez ha colmado la paciencia de los españoles. No tiene nada nuevo que ofrecer y por ello se inventa una conferencia de presidentes fake para el 30 de julio y entretiene al personal con ocurrencias como la de la «España multinivel» del PSOE, que sustituye a la «nación de naciones» y en la que el problema del país no es el separatismo, sino el «neocentralismo». Qué nivel, Maribel.