Nosotros, los retrasados

Manuel Blanco Desar ECONOMISTA Y POLITÓLOGO

OPINIÓN

ROMAN PILIPEY | Efe

25 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si siempre vas en alguno de los peores vagones de un tren que se retrasa, tal vez tu ilusión siga siendo saltar de la tercera clase a segunda y soñar con la primera. Si no te preocupa que otros trenes que salieron después te adelanten y vayan mejor equipados, a lo mejor no solo tu tren es el retrasado. Creo que me explico.

Según Eurostat -ficha 84/2020-, China ya es la primera economía del mundo en paridad de poder adquisitivo; Estados Unidos es la segunda. Nuestra Europa ya ha caído a la tercera posición y se rezaga. Los europeos tenemos cada vez más necesidades a medida que envejecemos, pero esa no es la prioridad bruselense. Cualquier tópico les vale por no hablar de verdades incómodas. Allí dicen que hay que digitalizarse. En efecto: compremos hardware y software chino o norteamericano para adelantarlos. No lo fabriquemos. Menudos genios y consultores cool hay en Bruselas. Veinte años llevamos haciendo la mona gracias a ellos.

Lo triste es que todo esto nace de la derrota europea en la carrera por la formación. En el 2013, el 40 % de los graduados chinos completó sus estudios en una carrera relacionada con ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas -STEM, en inglés-. En el 2030, China e India podrían formar el 60 % de los egresados mundiales STEM, en comparación con solo un 8 % de europeos y un 4 % de estadounidenses. Los datos educativos de la OCDE, contrastados con los resultados de la oficina internacional de patentes (WIPO) ya nos indican la evolución inmediata: los europeos nos retrasamos aún más.

Retrasarse en ciencia y tecnología es incompatible con nuestro sistema de bienestar, de ahí que debamos pensar qué hacer para mantenerlo, mejorarlo y exportarlo porque, como dijo Lula da Silva, nuestro modelo social debería ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Modestamente, algunos opinamos que ya va siendo hora de superar el pintoresco programa Erasmus y abrir la puerta a universidades federales, capaces de atraer y remunerar talento docente e investigador de todo el planeta, pagando más a los mejores por sus resultados.

El modelo universitario europeo es teosófico y medieval en su origen. Ahora es chusquero-estatal. Ya no sirve para mantener el ritmo que nos marcan los líderes. Pero este nuevo árbol de la ciencia tarda mucho en dar sus frutos. Por eso hay que plantar ahora tantos como podamos. Las micro y nano mentalidades estatales nos van a hundir en la miseria. Más Europa es nuestra única palanca para progresar, pero no una Europa naíf ni de flower power.