Con la compra de la Metro Goldwyn Mayer, Amazon demuestra que aspira a ser el león más fiero de la manada que ruge y nos entretiene a través de las plataformas. Y que aquello que empezó siendo un departamento más de su gran supermercado en Internet se ha convertido en un asunto muy serio. El tiempo despejará la incógnita de cuáles son los auténticos planes de Jeff Bezos al adquirir en propiedad el estudio MGM y todas las franquicias que van incluidas, pero seguro que uno de ellos es nutrir con valores seguros la biblioteca de su servicio de streaming. En todo este tiempo, y con el confinamiento como detonante, los espectadores han demostrado que se les nubla la vista con los estrenos, pero se reconfortan con los viejos títulos muchas más veces de las que confiesan.
Si solo con la saga de Star Wars Disney acaba de sacarse de la manga diez nuevas series del tirón, no es difícil imaginar la tormenta de ideas desencadenada en la mente del nuevo dueño de marcas registradas como James Bond, la Pantera Rosa y Rocky, por mencionar algunas. Y todas las adaptaciones de antiguas películas que podrá hacer para las generaciones que ya no se tropiezan con el cine clásico en la programación convencional. Otra de sus grandes decisiones será la de elegir entre mantener viva la llama del cine y apostar por las salas o programar los estrenos directamente en casa.