¿Sabe por qué tiene que dejar de fumar?

Julia Tábara Rodríguez FIRMA INVITADA

OPINIÓN

28 may 2021 . Actualizado a las 07:43 h.

El tabaquismo está reconocido como una enfermedad crónica adictiva y recurrente por la OMS. La más prevalente que afecta a la humanidad. Es la primera causa de enfermedad y muerte prematura evitable en los países desarrollados. Supone una pérdida de al menos 15 años de vida con respecto a los no fumadores.

Es innegable que la exposición al humo del tabaco, tanto activa como pasiva, es causa de numerosas enfermedades, fundamentalmente cardiocirculatorias, neoplásicas y respiratorias. Pero también muchas otras.

El fumador inhala con cada calada múltiples sustancias, muchas de ellas tóxicas (alquitranes, carcinógenos, monóxido de carbono...) que van a sus pulmones y también penetran en el torrente sanguíneo produciendo devastadores efectos: disminución de oxígeno, vasoconstricción, placas de ateroma, rotura de alvéolos, envejecimiento celular, y pueden activar oncogenes (genes con capacidad de inducir tumores) e inhibir antioncogenes. Aparecen neoplasias en localizaciones expuestas al humo o susceptibles. El aumento del riesgo es directamente proporcional al número de cigarrillos/día y es mayor cuando el hábito se adquiere en la juventud. Así, los que empiezan a fumar antes de los 15 años tienen cuatro veces más riesgo que los que lo hacen después de los 25 años. Un riesgo inaceptablemente alto.

La tensión arterial aumenta, la frecuencia cardíaca también, las arterias se van estrechando, los bronquios también se cierran y con el paso de los años, y casi sin darse cuenta, el fumador empieza a hacer una vida menos activa, tiene menos energía, se cansa antes, se fatiga y el sedentarismo lo mete en un círculo vicioso del que es difícil salir. Afloran las patologías: anginas e infartos de miocardio, ictus, problemas circulatorios, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfisema, insuficiencia respiratoria, problemas dentales, impotencia y envejecimiento prematuro, no solo cutáneo, sino a nivel interno; y los terribles tumores malignos: lengua, laringe, esófago, bronquios, pulmones, riñón, vejiga, mama,...

Afortunadamente, el cuerpo humano tiene una gran capacidad de recuperación y es posible lograr mejorías muy importantes al dejar de fumar, tanto de la función pulmonar, como de la cardíaca o de la circulatoria. Las mejoras pueden ser tan significativas que suponen años de vida ganados, que bien merecen el esfuerzo de hacer un serio intento de dejar de fumar. ¡E incluso más! Hay mucho que ganar.