Cuando mi padre estaba embarazado de mí...

Manuel Fernández Blanco
manuel fernández blanco LOS SÍNTOMAS DE LA CIVILIZACIÓN

OPINIÓN

25 abr 2021 . Actualizado a las 09:29 h.

En el 2008, Thomas Beatie, un hombre trans estadounidense, saltó a la fama por ser el primer hombre embarazado del mundo. Tuvo tres hijos dentro del matrimonio con su primera esposa. 

Aquí, Rubén sale de cuentas. Este joven trans madrileño nos transmite, en la entrevista que concedió a María Vidal para este diario, que desde siempre tuvo claro que el sueño de su vida era ser padre y gestar a su bebé. Por eso, en su proceso de transición, preservó su fertilidad. Tampoco realizó una mastectomía porque no quiere perder, ni que su bebé pierda, la experiencia de la lactancia.

El sueño de Rubén de ser el padre del niño que ha gestado estaría destinado a ser eso, un sueño, hasta hace bien poco tiempo. Quedaría en el campo de la fantasía y buscaría otras formas, más o menos sublimadas, de satisfacción sustitutiva. Pero, actualmente, la biotecnología y las técnicas de reproducción asistida permiten hacer real lo que antes solo tenía lugar en los escenarios fantasmáticos de cada uno. Por eso, el futuro padre puede gestar, o alguien puede llegar a este mundo mediante el recurso a los gametos crioconservados de un familiar muerto.

En el pasado, el sueño de Rubén encontraría dos obstáculos para su realización. Uno provendría del límite simbólico que imponía el lenguaje y la tradición. Ese límite discursivo haría excluyentes embarazo y paternidad. El otro límite sería objetivo y vendría dado por el nivel alcanzado por el desarrollo científico.

Actualmente, el primer límite está en vías de desaparición. Por eso, lo que la ciencia permite, se hace. El discurso dominante es el resultado de la alianza entre la ciencia y el derecho. Esto debe ser entendido del siguiente modo: si lo deseo, y la ciencia lo hace posible, es mi derecho.

El sujeto que anuncia la época es un sujeto que aspira a autogenerarse, sin deberle nada a su origen. Y esto se hace ley. Por eso, en el borrador de la Ley Trans de Irene Montero, de clara inspiración queer, podemos leer: «Toda persona tiene derecho a construir para sí una autodefinición con respecto a su cuerpo, sexo, género, orientación sexual, identidad de género y expresiones de género». En este borrador también se anuncia el futuro reconocimiento del género no binario.

La ruptura del binarismo, también el de la oposición significante en el que se basaba el lenguaje, conlleva un cambio en la relación entre las palabras y las cosas. Un padre puede dar a luz, tal vez a un hije.