El estrés y la pérdida de la regla

Fulvia Mancini EN VIVO

OPINIÓN

Pilar Canicoba

14 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La natalidad ha vuelto a caer en todo el mundo y en nuestro país, donde la tendencia al envejecimiento de la población viene siendo una constante en los últimos años, lo ha hecho también con cifras llamativas: 23.226 bebés nacieron en diciembre, un 20,4 % menos que en el mismo mes de 2019. Las previsiones para el 2021 son pesimistas.

En el contexto de una pandemia global que amenaza con derivar en una nueva crisis económica parece lógico que las parejas se lo piensen a la hora de tener hijos. El miedo al contagio durante el embarazo, la incertidumbre por la salud del bebé o por la eficacia de las vacunas son motivos de peso y razones evidentes, pero lo que no lo es tanto es la influencia del estrés en la fertilidad, que alcanza su máxima expresión en la amenorrea funcional hipotalámica.

Cuando el estrés, con un protagonismo destructivo y silencioso, se apodera de la mujer puede retirarse la menstruación y entonces los ginecólogos nada podemos hacer salvo derivar a nuestras pacientes a los profesionales de la salud mental. Acudir a los expertos de salud mental es el primer paso para acabar con este problema, que, por cierto, también sufren algunas niñas y jóvenes que practican el deporte profesional y de alta competición.

La amenorrea funcional hipotalámica la padecen también y en mayor medida mujeres que tienen un perfil psicológico bien definido: muy cumplidoras, bien organizadas, estudiosas, perfeccionistas. No llegan a todo y generan un gran estrés que les bloquea la ovulación.

El proceso se inicia cuando el hipotálamo, la glándula cerebral que regula los procesos corporales, deja de liberar GnRH, la hormona que libera la gonadotropina y que es la encargada de poner en marcha el ciclo menstrual.

La condición de padecer amenorrea funcional hipotalámica se certifica cuando la mujer no ha tenido la regla y se agudiza cuando, además, esa mujer está tratando de quedarse embarazada. La ausencia de la menstruación le añade más incertidumbre: ¿Qué será lo que me pasa? ¿Tendrá solución? ¿Cuánto me va a durar? Comienza entonces un círculo vicioso de la infertilidad, que causa gran preocupación, estrés e incertidumbre.

La pregunta que nos hacemos ahora, con las estadísticas de baja natalidad sobre la mesa, que no son nuevas, pero que sí se agudizan, es hasta dónde la inseguridad que nos ha traído la pandemia ha afectado a la salud mental y, por ende, a la salud reproductiva de las mujeres.

Tendrá que pasar un tiempo, se tendrán que presentar estudios con muestras estadísticas relevantes. De momento, desde los centros de reproducción asistida solo podemos animar a quienes hayan decidido emprender la aventura de ser padres. Tenemos que decirles que las clínicas mantienen actualizados sus protocolos de seguridad, que las vacunas son efectivas, que la intimidad del hogar que facilita el teletrabajo puede ayudarles con los tratamientos y visitas.

Y, por último y sobre todo, a las mujeres que están padeciendo amenorrea de origen hipotalámico les animamos a que acudan al psicólogo, que dejen de sobreinformarse en Internet y que descansen mentalmente mediante todas las técnicas a su alcance, desde el sueño a la alimentación, la actividad al aire libre, la lectura o la meditación.

El control del estrés tiene efectos muy positivos en todo nuestro organismo y milagrosos en el caso que nos ocupa, el de la fertilidad, y, aunque no es muy común, todos los ginecólogos nos hemos encontrado con esta circunstancia que comento, no una sino varias veces: algunas parejas, que lograron librarse de parte de su agobio poniéndose en manos de la reproducción asistida, han conseguido el embarazo de manera natural. Se liberan del problema, dejándolo en manos de los doctores, y, a última hora, cuando tienen cita, llaman para anularla.

Cuidemos nuestra ansiedad, el estrés, los agobios diarios, que al final, son las gotas del vaso lleno que acaba siendo el estrés agudo. Nuestra fertilidad, cumplir ese sueño de vida que puede ser para algunos tener un hijo, también puede depender de ello.