Cuento y recuento

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

MARTIN DIVISEK

13 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cerca de 2.000 muertes ha causado el covid en España en los últimos catorce días. Ya van, según los datos del INE, 85.000 desde el inicio de la pandemia asesina. La tercera ola parece haber culminado su pico de contagios y de hospitalizados, pero todavía continúa al alza el imparable numero de fallecidos que mueren la mayoría en las uci de los hospitales víctimas de una neumonía bilateral que provoca «una tormenta inflamatoria» que obliga a intubar y a provocar un coma inducido a los enfermos.

Es el recuento cotidiano de las víctimas que hemos convertido -a fuerza de su incremento sistemático- en un mero dato estadístico. Hoy no hay ningún ciudadano que no conozca a un fallecido a causa de esta terrible enfermedad mientras aguarda desesperadamente su turno para que le administren la ansiada y escasa vacuna. Un llanto general, como un escalofrío, recorre España para recordar y honrar la memoria de todos nuestros muertos.

Y mientras el relato de la enfermedad es un gigantesco aparato de márketing, de anuncios y de propaganda que divulga mensajes complacientes, (salimos mas fuertes, doblegamos la curva, salvemos la Semana Santa…) emitidos desde el poder. Y este amparado en el estado de alarma ralentiza las medidas a tomar que, desde una postura realmente incomprensible, dilatan las posibles soluciones para poner obstáculos a la propagación del virus de las tres cabezas La británica, la de Sudáfrica y la brasileña.

Desde el poder se nos dice lo que más o menos queremos oír. Es el cuento de la pandemia, el optimismo estructural en medio del dolor y el duelo mortuorio de este tsunami vírico que esta marcando el primer cuarto de siglo. Es difícil no ser pesimista ante lo que está cayendo, soportar temores y soledades, confinamientos voluntarios, recortes asumidos de libertades, y mirar a un horizonte invisible donde no existe fecha de caducidad.

Un viento de tristeza recorre Europa, el mismo que tras sembrar la muerte, estraga nuestra economía cerrando negocios, prohibiendo servir el vino de las tabernas, extendiendo la ruina a un país que antes fue vital y alegre. El hambre se está subiendo a la grupa de un jinete apocalíptico.

Es el cuento, la narrativa urgente de la pandemia su relato en positivo que nadie cree.

Y quiero acabar con un mensaje de animo, mirando como han crecido los días y entornando la ventana hasta abrirla de par en par, para que entre el sol de una nueva primavera que ya casi se siente.