Soy de centro: no soy nadie

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

E. Parra. POOL

06 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy que celebramos la santa Constitución, conviene revelar la foto fija que tenemos. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es el ferrari rojo de la política española. Lo es desde el 82 y la chaqueta de pana de Felipe. Pero los tiempos se han polarizado. La política 2.0 es la foto de Colón. Es el meme que galopa para las redes de la foto de Colón. Un meme puede destrozar una carrera. Sánchez, con presupuestos, es igual a que hay Sánchez para rato. Pero que lo haga con Bildu, no será baladí. Iglesias lo sabe. Iglesias quiere llevar la política al sentimiento. Asaltar los cielos. Agitar avisperos. Igual que Abascal, por el otro extremo. Los dos extremos de una soga que quieren ahorcar las trayectorias de Sánchez y de Casado. Estamos ante un escenario minado. Cualquier paso en falso te manda a la casilla de salida. Los españoles no están para experimentos. Pero el caladero de centro apenas existe. Así lo sufre ese partido efervescente que dirigió Rivera. Y así lo paga Arrimadas, que lucha para que sus votos sean útiles y centren el país. El centro murió con Adolfo Suárez. Entonces estaba el miedo de la transición. Las clases medias crecían. Ahora las clases medias son azucarillos disueltos en la crisis del 2008 y destrozadas con el desastre económico de la pandemia. Los escenarios crispados piden a gritos polarización. Nadie vota con la razón. No se piensa el voto. Eso es una leyenda. La jornada de reflexión sobra. La campaña sobra. Se vota con el corazón. O con el estómago vacío. Sánchez marcará su perfil de izquierdas para que Iglesias no le robe votos. Casado querrá centrarse. Pero en el caladero de centro hay cada vez menos papeletas. No estamos en la España de los ochenta. Estamos en el 2020. Se ve en los jóvenes que se incorporan a votar. No hay pececillos alevines en el caladero de centro. Los jóvenes se suman a la izquierda o a la derecha. O al nacionalismo. Se cargan la frase de Churchill, «el que no es de izquierda a los 20 años no tiene corazón, pero el que a los 40 lo sigue siendo, no tiene cerebro». Los jóvenes vienen de serie conservadores, de polo, o revolucionarios, de camiseta negra. No dudan. En este país, con la que está cayendo, duda poca gente. Te obligan a entrar en una trinchera. Pablo Iglesias desea ese cuadro rabioso. Pedro Sánchez querrá volver a ser el campeón de las causas sociales, el progre. Casado aún tiene que hacerse mayor. Es muy probable que los presupuestos y el poder, a pesar de Bildu, le vuelvan a dar una minoría victoriosa a Sánchez, al PSOE, al ferrari rojo de la política. Vota el corazón. Y el PSOE se ha trabajado bien lo de que el corazón está a la izquierda. Salvo que lo impida el poder económico. Salvo que el Ibex necesite a un Pablo Casado más maleable. Los votos amortiguados no existen. La política española está helada, es Polo Norte o Polo Sur. No hay centro del campo. Menos en el País Vasco. El PNV es de centro (de lo que haga falta).