Se entiende que todos los miembros del Gobierno (22 más Pedro Sánchez) conocen las consecuencias que para España tiene una pandemia que lleva ya 50.000 muertos en cifras no oficiales pero dramáticamente reales. Se supone que sabrán que el PIB se ha hundió un 18,5 % en el segundo trimestre y el número de parados se sitúa cerca de los 4 millones. (¿Conoce usted a alguna familia a su alrededor que todos sus miembros trabajen con un sueldo y horario dignos? Suerte si es así.) Con este panorama de fondo, es imposible comprender cómo los miembros del Ejecutivo nos desgobiernan sin el más mínimo escrúpulo. Si los del PSOE dan una orden, los de Podemos lanzan la contraorden sin esconderse. Para muestra, detallemos algunos casos concretos de los desencuentros y enfrentamientos:
1º.- La ministra portavoz, María Jesús Montero, dijo que la baja laboral solo podrían cogerla los padres cuyo hijo diera positivo de coronavirus. Pablo Iglesias no tardó en calificar ese planteamiento como inaceptable, y ayer otro miembro del Ejecutivo, José Luis Escrivá (PSOE), le dio la razón al reconocer que se diseñará un cambio normativo para que los progenitores con niños en cuarentena queden protegidos.
2º.- Iglesias reprochó a la ministra de Educación (del PSOE) que no estaba iniciativa en el arranque del curso escolar. A ella no le quedó otra que tragarse el sapo.
3º.- Lo que para Iglesias e Irene Montero es una huida del rey emérito, para Sánchez es una decisión personal.
4º.- Sánchez aprueba la operación de Bankia-La Caixa y el equipo de Iglesias cree que es «preocupante para la economía española».
¿Esto es serio?