Malos tiempos para la lírica

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

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13 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

German Copinni y Golpes Bajos versionaron la letra de Bertold Brech, escrita en los tiempos previos al triunfo del nazismo, y convirtieron uno de los himnos de la movida viguesa en una canción, triste y melancólica, muy adecuada para los tiempos que corren en esta España dividida por múltiples dicotomías.

Es sin duda la España de Pedro y Pablo, del haz y el envés, del alfa y el omega, perturbado por esta desoladora pandemia que alteró los análisis cotidianos llenando de muertes y contradicciones nuestro paisaje civil.

Tras tres largos meses de confinamiento hemos vivido sorprendidos algo semejante a un cambio de sistema amparado en un estado de alarma sin precedentes y que ha resultado, está resultando, lo mas parecido a un estado de excepción aderezado con un toque de queda encubierto.

No ha habido elección entre la salud y la libertad, entre la sanidad y las libertades. El miedo bordeó el pánico, y al virus asesino vino a sumarse la amenaza del hambre sintetizada en las largas colas de la caridad ante centros de ayuda alimentaria y el inicio aún tímido de la crisis económica que viene con la deuda publica y el paro galopante, en el próximo, inmediato, futuro como santo y seña.

El covid nos trajo todas las señales del empobrecimiento y una cierta lectura autárquica de como se está diseñando nuestro futuro como país.

La España de tirios y troyanos, de los unos y de los otros, el país que rehabilita que en tierra de ciegos el tuerto es rey, que intenta adaptar el supremacismo de América para los americanos, en el concepto de lo nuestro, primero, frente a los compañeros de viaje de un partido neocomunista que comparte el Gobierno con los socialdemócratas del partido socialista.

Es la España que se debate entre juancarlistas vintage y monárquicos new age, entre Podemos y Vox, entre De los Cobos y Marlaska, entre los que están a favor del virólogo y portavoz de la crisis sanitaria Fernando Simón y de quienes están en contra suya.

Son malos tiempos para la lírica, pero yo sigo manteniendo, con Brech, «el entusiasmo por el manzano en flor».