Parálisis injustificable

Gerardo Pérez EN VIVO

OPINIÓN

Enric Fontcuberta

30 may 2020 . Actualizado a las 10:32 h.

La decisión de Nissan de cerrar su planta de Barcelona es un golpe muy duro, una advertencia de gran magnitud que, al mismo tiempo, dimensiona la importancia que tiene la automoción para más de 500.000 familias, que es el empleo directo que genera toda la cadena de valor del automóvil nacional. El drama de las 20.000 familias que dependen directa o indirectamente de la factoría Nissan, que ahora ven cómo su futuro se queda en suspenso de la noche a la mañana, nos obliga, como país, a trabajar con todos los medios para evitar el cierre de nuevas fábricas. Eso pasa, y se ha dicho hasta la extenuación estos días, porque nuestras plantas sean «competitivas» a nivel global. Habrá algún día que dejar de decir esa palabra hueca y sentarse a diseñar políticas industriales serias, estructurales y reales que hagan que este deseo se convierta en realidad. Y la primera piedra, bajo mi punto de vista, es que España sea un país lo suficientemente atractivo como para convencer a los fabricantes de vehículos no solo de que se queden, sino sobre todo de que traigan nueva actividad. Las decisiones precipitadas y no consensuadas, las tensiones territoriales, las declaraciones desnortadas o la inactividad política de lustros van en contra de este objetivo absolutamente prioritario.

El cierre de Nissan llega cuando la pandemia nos ha dejado la mayor crisis que ha tenido que vivir la automoción. Esto hace injustificable la parálisis porque, en esta ocasión, supondrá asestar una herida mortal al automóvil. El tiempo de las palabras ya ha pasado. Todos los actores del sector (Gobierno, patronales y sindicatos) conocemos perfectamente qué hay que hacer, qué medidas esenciales y fáciles de llevar a cabo hay que tomar para evitar consecuencias peores. Los países que han de servirnos como guía, Alemania y Francia, ya lo están haciendo. ¿Por qué nosotros no? En primer lugar, hay que propiciar que los compradores vuelvan a los concesionarios, que es donde arranca el engranaje del automóvil. Esto no está sucediendo. Desde que el 11 de mayo todos los concesionarios de España abrieron sus puertas, la llegada de clientes ha sido testimonial. Por mucho que nos esforcemos concesionarios y marcas en poner sobre la mesa iniciativas y esfuerzos promocionales potentes, se necesita algo más. Ese plan de incentivos a la demanda, ya anunciado, pero no concretado (¡esto también ha frenado el mercado!) no puede esperar más. Ese plan es necesario, tendrá efectos positivos inmediatos y cambiará una dinámica que está poniendo a prueba nuestra supervivencia. Y volviendo al principio: un mercado nacional fuerte da menos razones a los fabricantes para dejar España… Sabemos el qué y el cómo. ¡Pasemos a la acción! Por cierto, los empresarios concesionarios españoles, 2.250, no nos deslocalizamos, seguimos aquí, creando riqueza local y cohesión territorial.