Inditex, ejemplar, a su pesar

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta PAISANAJE

OPINIÓN

Eduardo Parra

21 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Inditex cerró su último ejercicio con unas ventas de 28.000 millones de euros, récord para el textil mundial. Ganó más de 3.600 millones, mantuvo casi 50.000 empleos en España y alcanzó un valor en bolsa -donde tiene miles de pequeños accionistas- de 100.000 millones de euros. Números para presumir. 

Y en esto llegó marzo. Y llegó el COVID-19.

Entonces, en solo tres semanas, sus ventas se resintieron un 24 %, sus tiendas tuvieron que bajar la persiana en parte de Europa, su valor en el Ibex cayó un 35 % y su hucha ante imprevistos ha tenido que proveerse de casi 300 millones ante lo que va a pasar. Números para una economía de guerra. Todo ello en solo tres semanas, conviene recordar; no hay muchos precedentes de una recesión a semejante velocidad.

En esta última semana, más de 5.000 pequeñas, medianas y grandes empresas gallegas han tenido que parar su producción y acogerse a un ERE -qué duras son esas tres letras- temporal. Hay que repetir esto último para mantener la esperanza: será temporal. En el sector textil, en ese mismo tiempo, gigantes del sector, multinacionales cuyas etiquetas llevamos en la ropa cotidiana -marcas que no van a ser citadas aquí, esto golpea a todos- han tenido que acogerse a esa misma fórmula: 20.000 empleados del mundo de la moda en España se van a la calle. El Gobierno ha respondido rápido y ha decidido darles facilidades para ello. Es todo más que comprensible.

Inditex, metido en esa guerra, ha decidido quedarse al margen de una regulación de empleo, confiando en que un mes pueda volver a funcionar. Ha renunciado a pagar parte del sueldo variable a sus altos directivos mientras garantiza el de sus empleados. Ha puesto la producción, si es necesario, al servicio de la única causa que ahora merece la pena: vencer al virus. Y todo esto lo ha hecho sin ruido. Porque -quizá no se sepa mucho- en Inditex son especialmente celosos de puertas adentro. Es una extensión de la privacidad de su máximo accionista, un tipo que podría tener la chaqueta llena de medallas, pero que pasa; tiene mérito en un país en el que sobran mediocres autoponiéndoselas.

Inditex, seguro, tiene muchas cosas que mejorar. De hecho, es eso, la mejora, la insatisfacción constante, lo que le ha hecho llegar hasta donde está. Se ha visto, también ahora, de qué lado está ante las dificultades. Ante la peor situación desde la Segunda Guerra Mundial, ha renunciado a la salida fácil, que nadie cuestionaría. Un ejemplo. A su pesar.