¿Como por hambre o por ansiedad?

Alejandro Vera EN LÍNEA

OPINIÓN

ASDF

04 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Muchas personas que llegan a la consulta del nutricionista refiriendo algún problema de descontrol a la hora de comer no identificaban que lo que realmente les pasa es que comen por ansiedad. En este artículo intentaré contar en qué hay que fijarse para comprobar si la manera de comer viene motivada por el hambre emocional.

 ¿Y por qué comemos por ansiedad? La comida es capaz de actuar como regulador emocional, esto se debe tanto a factores biológicos como aprendidos. Si no, pensemos en qué hacían la mayoría de nuestras abuelas cuando de pequeños teníamos un mal día o nos encontrábamos agitados; seguramente la respuesta fuera darnos algo rico de comer.

Comer es sinónimo de protección y cuidado. ¿Por qué en todas las festividades navideñas siempre hay en la mesa más comida de la que podemos consumir? Porque no es comida, es cariño.

Respecto a la parte biológica, los hidratos de carbono son un ansiolítico natural, ya que aumentan los niveles de adenosina y triptófano. Razón por la cual cuando nos descontrolamos el cuerpo nos suele pedir alimentos con azúcar o grasas.

Cuando comemos se produce una activación del sistema parasimpático, implicado en la relajación, ya que desde ahí es desde donde el cuerpo puede hacer la digestión. ¿Cómo sé si estoy comiendo por ansiedad? El hambre emocional difiere del hambre tradicional en su manifestación y en cómo lo sentimos. Aprender a identificarlo será una manera de comenzar a regularnos emocionalmente:

1.- La necesidad de comer es repentina y urgente. Cuando comemos por ansiedad suele haber un punto de impulsividad. Es por eso que, más que comer, devoramos.

2.- Los tipos de alimentos que nos pide el cuerpo son muy concretos. Va a ser por lo general comida etiquetada como insana. En el hambre normal pueden apetecernos más unos alimentos u otros, pero no existe predilección tan clara y definida por algo en especial.

3.- El hambre duele, cuando lo sentimos suele alojarse en el estómago en forma de nudo, retortijones, vacío, etcétera. Sin embargo, cuando tenemos ansiedad ese falso hambre no solemos sentirlo en el estómago, al menos no de la misma manera. Algunas zonas del cuerpo donde podemos sentirla son la garganta, el pecho o el cuello.

4.- Cuando comemos por ansiedad no suele haber una respuesta de saciedad, a diferencia de cuando comemos por hambre. Es entonces cuando llega un momento en que nos sentimos satisfechos.

5.- La culpa es la emoción más frecuente que suele aparecer tras un episodio de atracón por ansiedad.

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