La arrocera de Xiaomi

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRONICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

25 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Especializarse o morir, aconsejan los gurús del márketing. Que se lo digan a Xiaomi. Cualquiera que se haya dado una vuelta por alguna de sus tiendas ha podido comprobar la inconmensurable variedad de su catálogo: junto a smartphones, tabletas portátiles y wearables -lo que todos entendemos más o menos por tecnología de consumo- encontramos productos de lo más variopinto, desde básculas a patinetes, pasando por bombillas inteligentes, altavoces, auriculares, baterías externas, paloselfis y trípodes, proyectores láser, cámaras de seguridad, bandejas de carga inalámbrica, gafas de realidad virtual... Pero también paraguas, cepillos de dientes y destornilladores, con el depurado diseño de la conocida como Apple china.

Creo que son más de 2.000 los artículos que vende la compañía de Pekín, de los cuales solo unas decenas se distribuyen de momento en Europa (las malas lenguas dicen que para evitarse conflictos de patentes). Pero hay uno que me tiene especialmente impresionado: la arrocera. La primera vez que la vi en los estantes de la Mi Store pensé que me había equivocado de tienda, pero no. Allí estaba, blanca y minimalista, como si hubiera salido del estudio de John Pawson (o de Jony Ive). Un electrodoméstico de cocina rodeado de dispositivos con pantallas táctiles, procesadores con inteligencia artificial, sensores Bluetooth y redes WiFi. Esto hay que probarlo, me dije.

Por fin, el Mi Rice Cooker ha caído en mis manos y me he topado con la manida ‘experiencia de usuario’. No trae instrucciones y las que se pueden descargar en Internet están en inglés o en mandarín. La configuración es muy sencilla, a través de la app Xiaomi Home, pero el otro día fui a encender la luz con el móvil y casi quemo la paella. Es una broma; la triste realidad es que todavía no he sido capaz de cocinar nada porque las recetas que propone son demasiado exóticas (Tom Yum Kung, una sopa picante y agria de Tailandia; Khao Niao Mamuang, una especie de pudin de arroz; Bak Kut Teh, «reconfortante» sopa de costilla de cerdo servida con arroz blanco y té) y no encuentro la mayoría de los ingredientes. La arrocera también hace yogures y pasteles, pero lo que yo quiero es un buen risotto. Así que le he pedido a Xiaomi dos semanas más antes de devolvérsela. Lo conseguiré.