Palabrita de Vox

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

26 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La mala pintura puede ser hasta resultona. Un color agradable. Un buen rodillo. Una rutina al estilo Karate Kid, «doy cera, quito cera». Y la pared queda más que presentable. Los raspones, cubiertos. Las manchas, disimuladas. Al menos durante un tiempo. El problema es que, cuando se dan solo unas capas de aliño, la humedad sigue asomando. Puede pasar en las mejores casas. Y en las otras también. Le ocurre, por ejemplo, a Vox. Su problema es que ha sucedido tan pronto y con tanto descaro que seguramente hasta ellos mismos sean conscientes de que es muy posible que sus topes electorales pertenezcan ya al pasado. Cuando viene la ola hay que estar atento, con la tabla para volar, no con el tablón para arrearnos. Al partido de la derechita valiente, que va cociéndose en su propio caldo, se le pasa el arroz. Lo del «prietas las filas» está muy bien para la teoría, para darle un barniz marcial a los discursos, para darse golpes en el pecho. Pero luego viene la gente provocando: las ministras varias, los del Tribunal Supremo, los medios de comunicación... Un atajo de feminazis todos ellos. Y eso provoca ataques de incontinencia verbal. Asoman por fin sus verdades. Ya lo dice Francisco Serrano, el hombre que se coronó con sus reflexiones sobre la sentencia de la Manada. Lo que da miedo no es que este señor sea el líder de Vox en Andalucía, porque se ve que por fin ha encontrado su lugar en el mundo. Lo que produce terror es que Serrano, ese individiduo que va diciendo que cualquiera acaba en la cárcel por un gatillazo y que la única salida ante este atropello a las libertades heterosexuales es recurrir a la prostitución, es un juez. Y eso, más que preguntas, plantea más de una respuesta.