Hasta las narices, ¡proclamo!

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

14 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo han pasado unos pocos días del año y ya estoy harto, hasta las narices, proclamo; como esto siga así voy a tener que ponerme a tratamiento. Por más que lo intento no soy capaz de entender lo que pasa en este país, si nos hemos vuelto todos locos o si solo me ocurre a mí, lo cual sería muy malo para mis intereses. ¿Se me ha ido la pinza? Ustedes dirán.

Pensaba que acabaríamos con la matraca de la república y ahora resulta que quieren sancionar al mosso que dijo la verdad: «Que no existe, idiota»; Torra sigue dando la brasa, que no sé cómo se dice en catalán, y a Joan Manuel Serrat un imbécil le interrumpe un concierto para que cante Mediterráneo en catalán: «Estamos en Barcelona», grita el majadero con el GPS nacionalista. ¿Qué está pasando?

Para acabar de liarla aparecen unos tipos que dicen llamarse Vox y salen por la tele montados a caballo, al más puro estilo Curro Jiménez. Lástima que las imágenes no estén en blanco y negro, como su cerebro. La gente les vota sin saber qué proponen, más allá del consabido España, first, pero lo de la violencia de género no tiene un pase; he leído que quieren salvar a los hombres de la discriminación que sufrimos frente a las mujeres, pues a mi que me dejen como estoy.

¿Y el avión de Pedrito? De aquí para allá por doscientos euros, eso sí que es un precio ajustado y no el de la AP-9. Me gusta que el presidente viaje para descansar, debe estar agotado con el ahora te exhumo, ahora no te exhumo, pero con seguridad, no a cualquier precio. Es verdad que algún barón del partido se alegraría de un percance en vuelo, pero es el presidente de todos, también de los de Curro Jiménez.

Mientras tanto, Podemos a lo suyo: autodestruyéndose. Los círculos de inscritos e inscritos se han vuelto puntos y han pasado de emergentes a viejunos en poco tiempo. Andan deambulando de un lado para otro por el Congreso, sin aprobar ley alguna, defendiéndonos del enemigo y la enemiga invisible. Bueno, lo de las Mareas y Mareos ya ni lo comento, lo dejo en manos de los guionistas originales, los Monty Python.

Por el otro lado viene Casado, el máster del universo, que quiere pasar a la historia con su política de mano dura, refundando el Partido Popular desde las neuronas de Aznar y la fundación Faes. Teodoro, el number two, va con él a todas partes y termina por caerte simpático porque nunca dice nada. Ahora tienen a Bonilla, que perdió las elecciones, para limpiar la Junta de Andalucía con el detergente Vox. Resumiendo, el conjunto vacío.

Como todo el mundo, me olvidaba de Ciudadanos, ¿lo recuerdan? Es el partido que ganó las elecciones catalanas. Albert anda perdido y observa a ver qué le conviene más, pero se va a comer con patatas su centrismo liberal. A pesar de las encuestas yo no le veo mucho futuro porque nadie vota a un partido que se olvida de que ganó o pacta con quien prometió no hacerlo. ¿O sí?

Y para liarlo todo, las redes sociales, pues hasta las narices me tienen, proclamo. No se escribe más que basura ofensiva y los políticos que son capaces de juntar doscientos caracteres coherentes se creen Tolstoi; con el Espasa les daba en la cabeza. Claro, menos mal que nos queda el Parlamento, donde la indigencia intelectual es uniforme, donde el debate del año es si unos son fachas y los otros golpistas. Cuando, dentro de unos años, alguien vea el diario de sesiones se va a partir la caja de risa.

En fin, que yo lo veo así y no sé si soy el único. ¿Se me ha ido la pinza?