Exabrupto e indignación

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

16 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La diplomacia ya no es lo que era pero, lo cierto es que ni la sociedad, ni la política lo son tampoco. La mayoría de los ministros de Asuntos Exteriores afrontan las tortuosas aguas de la negociación internacional intentando no ahogarse ni perder de vista la orilla pero, obviamente, no es fácil. Todos somos humanos y, aun cuando se quiera controlar el temperamento no siempre es posible. Así, Jean Asselborn, el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, estalló ante el provocador Ministro del Interior italiano, Mateo Salvini, en una reunión informal que tuvo lugar el viernes pasado en Viena y lo mandó, literalmente «a la mierda». Y es que la inmigración ilegal que satura el Mediterráneo ha dejado de ser una cuestión espinosa para convertirse en el talón de Aquiles de la UE. Una debilidad estructural que está siendo explotada por políticos populistas como Salvini, Orbán o Kurz. Por desgracia, no podemos seguir remando en una barca que hace aguas. No queda más remedio que establecer una norma común para todos los países que permita controlar la inmigración ilegal distinta, por cierto, de los que buscan asilo político, y asumir que no podemos acoger a todos. Pero, además de cerrar las fronteras, debemos intentar ayudar a los países de donde salen los emigrantes para que no sea necesario que tengan que marcharse.