El perro bilingüe

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

07 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La abuela Dolores solo dejaba de hablar en gallego cuando iba al médico, cuando encontraba al alcalde y cuando tenía que hablarle al perro. Cañoto, que así se llamaba, era un pastor alemán y, claro, como decía Dolores: «O can é alemán, non creo nin que entenda galego». 

Así transcurrieron 16 años, hasta que el perro llegó a entender a su dueña en su idioma natal, porque «o can xa aprendeu». Así describía La Voz esta entrañable historia que se difundió a través de las redes sociales e inmediatamente se hizo viral. Al parecer, su nieto se decidió a compartir la historia después de un comentario de una independentista catalana que revolucionó Twitter al proclamar que su mascota ya solo entendía las órdenes en catalán, a los diez días de marcharse de Jaén. No sé cómo se dirigiría la abuela a un pastor belga o a un husky siberiano, aunque supongo que en castellano, pero se trata de una anomalía a la que, por supuesto, es ajena la abuela. Profundizando en la duda, me pregunto ¿en qué idioma debemos comunicarnos con un can de palleiro? ¿En castellano? Pero, en fin, vayamos a la cuestión. En primer lugar, me sorprende que la abuela hablara al médico y al alcalde en castellano, cuando su idioma era el gallego.

No creo que pensara, ya que no es posible, que el galeno y el regidor fueran alemanes, por lo que me inclino a creer que lo hacía como expresión de respeto hacia personas relevantes de su entorno.

Lamentablemente no es infrecuente que en la Galicia rural muchas abuelas no se atrevan a dirigirse a ese tipo de gente en su idioma habitual. La segunda cuestión, y esta sí es más importante, es la capacidad del perro para aprender el gallego.

El pastor alemán es una raza inteligente, es verdad que la abuela le concedió un plazo más que razonable, pero al final consiguió entenderse con el perro en gallego. No deja de sorprenderme, porque lo he visto, que muchos gallegos que llevan trabajando años en un entorno gallegohablante tardan mucho más que Cañoto en expresarse o comprender esa lengua. Ahora bien, de ahí al delirio de que el perro jienense solo obedezca las órdenes en catalán en tan solo diez días va un buen trecho.

Aunque desconozco la raza, supongo que se trata de un perro muy inteligente que sin duda no tardará en dominar la sardana, bailar cada vez que escuche a Torra en TV3 e inscribirse en «canes por la independencia». ¡Ay Señor! Volviendo al principio, créanme, pueden dirigirse a sus perros en el idioma que quieran sea cual sea su raza, les entenderán; mi border collie, Turba, lo hace perfectamente cuando le digo «pousa».

Mi amigo Germán le dice a su pastor mallorquín «sit» y le obedece, y otro vecino le dice «sienta» y lo hace. Todos los perros, incluidos los de Jaén que se van a Cataluña, son al menos bilingües. Lástima que la abuela Dolores no lo supiera aunque Cañoto trató de decírselo hablándole en gallego durante dieciséis años. «Guau, guau».

No tardará en dominar la sardana y bailar cada vez que escuche a Quim Torra en TV3