#MeNeither

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

08 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Tenemos 13 mujeres y 12 hombres, es un poco atípico porque en el sector técnico suele haber más hombres que mujeres, pero en nuestro caso siempre hemos tenido una proporción mayoritaria femenina. Tampoco es que lo hayamos buscado o fomentado, simplemente ha sido el resultado de haber entrevistado a perfiles y las candidatas más válidas se han indo incorporando a nuestra plantilla». Así hablaba el responsable de una tecnológica gallega hace unas semanas, antes de marchar a Barcelona para participar en el Mobile World Congress.

El CEO de otra compañía que estuvo en la feria mundial de las telecomunicaciones me explicaba que en su empresa habían alcanzado la paridad: «Tenemos 20 empleados y 16 son mujeres». Estuve a punto de decirle que, según la norma políticamente correcta que preconizan determinados colectivos e incluso algunos comités de empresa, debería echar a la calle a seis mujeres y contratar en su lugar a otros tantos hombres. Los méritos profesionales son lo de menos, lo que importa es que cuadren los números.

Esta es la realidad y no lo que nos llevan machacando desde hace meses en una campaña que ha indignado a muchas personas de ambos sexos y hasta no binarios. Gente como Catherine Denueve, que ha entonado una especie de #MeNeither (A mí tampoco). Por supuesto que todavía no se ha llegado a la normalización completa y efemérides como la de hoy sirven y son necesarias para recordarlo, aunque no acabo de ver cómo se puede celebrar el Día Internacional de la Mujer (antes Día de la Mujer Trabajadora) con una huelga.

Discursos como el de Frances McDormand, que pone simbólicamente a los hombres (el Óscar) a los pies de las mujeres, tampoco ayudan. Puede ser una gran actriz, pero el cine lleva un siglo dando y reconociendo talentos femeninos, desde Katharine Hepburn a Bette Davis, de la que cito una frase: «Nunca hubiese deseado ser un hombre. Quiero sentirme realizada de manera personal y profesional como la mujer que soy». Ellas no necesitaron reivindicarse para demostrar lo que valen.