La salvación de «testar»

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

06 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Un anuncio publicitario nos avisa de la venta de aparatos electrónicos de segunda mano «testeados y garantizados». Parece evidente que su texto no ha sido testeado, verbo utilizado en varios países sudamericanos con el significado de ‘someter algo o a alguien a un control o prueba’. A este lado del Atlántico es preferible emplear testado, adjetivo y participio de testar. 

Con el significado indicado, testar estuvo hace unos años al borde de la muerte oficial. Así se anunció entonces en esta columna. Los redactores de la última edición del diccionario de la Academia Española propusieron su supresión, pero el proceso no se consumó. Ya en el año 2005 había lanzado su anatema el Diccionario panhispánico de dudas: «Por influjo del inglés to test, se han creado en español los verbos testar y testear -este último usado en el Cono Sur- con el sentido de ‘someter [algo] a una prueba o control’. Son calcos innecesarios del inglés, ya que, con ese mismo sentido, existen en español los verbos examinar, controlar, analizar, probar o comprobar. Lo mismo cabe decir de los participios respectivos, testado y testeado. En aquellas zonas donde se usa el verbo testear, se ha creado el sustantivo testeo, que puede sustituirse por voces más tradicionales en español, como comprobación, análisis o examen».

El razonamiento de los resistentes al anglicismo -«Son calcos innecesarios del inglés, ya que, con ese mismo sentido, existen en español los verbos...»- era impecable, pero quien tomó la última decisión hubo de rendirse a la evidencia: verbo, adjetivo y sustantivos se habían instalado cómodamente entre nosotros, y su mera desaparición del Diccionario no iba a tener impacto entre los hablantes. Unos seguirían usando cremas testadas dermatológicamente, otros rechazando productos testados en animales, y otros más testando motores.

Nos duele la invasión del inglés, que es de donde procede toda la familia léxica en cuya cúspide está test, que tomamos tal cual de la lengua de Shakespeare. En su época, por cierto, ya se empleaba, pues los primerios testimonios de test se remontan a la segunda mitad del siglo XIV. Los abuelos de los del brexit lo habían tomado del francés medieval, que a su vez había aprovechado un testum latino.

Por cierto, el plural de test ha causado más de una duda a quienes lo usan en español. En inglés es tests, forma que en épocas no lejanas propusieron algunos autores. Pero su pronunciación no es sencilla para los hispanohablantes, lo que ha determinado que finalmente se mantenga invariable en plural: los test.