Puede que no sea la mayor de las preocupaciones de Feijoo cuando analice sosegadamente los resultados electorales, pero es evidente que el PP gallego tiene un problema singular en Vigo y que le conviene hacérselo mirar de cara a las autonómicas del próximo año.
Entre el maremágnum de datos que nos dejan las urnas, hay dos que explican claramente por qué Vigo es un problemón para los populares: es donde obtienen el peor porcentaje de votos (27 %) de todas las ciudades gallegas y la única donde no ha logrado ser la fuerza política más votada.
Ni siquiera les vale la excusa de Abel Caballero, pues el efecto del alcalde socialista en las municipales de hace medio año se ha diluido como un azucarillo en estas generales. En Marea emerge como la gran e incontestable vencedora. Se traga el bipartidismo con cerca de ¡¡¡60.000 votos!!! Son once mil más que el PP y veintiún mil más que el PSOE. De ahí que estemos ante un caso especialmente llamativo: este sorpasso no se produce, ni de lejos, en A Coruña, Santiago o Ferrol, donde el frente de izquierdas era foco preferente de atención por ostentar las tres alcaldías.
¿Qué explica semejante victoria? Esta vez sí parece haber funcionado el impulso de Podemos, que decidió no participar en la campaña local de mayo, dejando así el camino expedito para aquel arrollador triunfo de Caballero. Es cierto que la extrapolación de resultados de unos comicios a otros puede ser un ejercicio temerario, pero algunos harían mal en despreciar los avisos a navegantes. Mucho ojo con el maremoto vigués.