Estamos a punto de los rampas del Tour. Y el plan para julio está que arde. Como un verano con anticiclón todopoderoso sobre las cabezas. Viene Contador de hacer lo que su apellido indica, que es contar títulos. Otra exhibición del chico de Pinto en el Giro. Alberto Contador quiere repetir doblete en dos grandes, como en el 2008. Pero es que enfrente no tiene lo mismo contra lo que luchó en la ronda italiana. Para pelear por París estará él y Nibali, y Froome, y Quintana. Menudo póker de corredores. Habrá espectáculo, siempre y cuando no lleguen disgustos extradeportivos. Contador es uno de los poseedores de la triple corona. Tiene siete grandes, tantos como Indurain. Sin contar los dos títulos que le quitaron (un Giro y un Tour) por el positivo. La triple corona también adorna a Nibali, situado en un lugar que solo pisan leyendas. Los otros que han ganado Giro, Tour y Vuelta en alguna ocasión son Anquetil, Hinault, Gimondi y Mercx. Nada menos. Ni siquiera Indurain ni Amstrong lo lograron. Pero es que Contador y Nibali tendrán que competir con Froome y Quintana. El inglés, una máquina. El colombiano, explosivo. Habrá Tour. Como hubo Giro, con los alardes de Contador, al que solo se le atragantó ese camino de cabras que es tradición en la ronda italiana. Contador, al estilo Indurain, dio el hachazo en la contrarreloj y estuvo supremo en las cimas, menos en la del camino de cabras. Aún así pudo levantar ese precioso trofeo en el que se enrosca una carretera de oro con los nombres de los ganadores grabados para reflejar una lista de glorias. Ahí quedó a navaja su nombre por segunda vez. Pero lo de París será otra película, una que promete tantos sustos y emociones fuertes como una película de terror. Pero el chico de Pinto como mejor habla es sobre la bici.