No se va a producir porque todavía hay demasiados indecisos que al final inclinarán la balanza hacia un lado u otro; pero el escenario que refleja la última encuesta de Sondaxe es el ideal. Sin mayorías absolutas, sin rodillos y sin apisonadoras en los principales municipios. Quienes quieran gobernar deberán de hacerlo con acuerdos y negociando y pactando con otras fuerzas y soportando, a lo que parecen poco acostumbrados, otras visiones y otras decisiones.
Hace ya tiempo que dejamos de defender las mayorías absolutas. Una reciente encuesta nos decía que el 77 % de los españoles están a favor de que PP y PSOE compartan el protagonismo político con otros partidos. Después de las experiencias vividas bajo el bipartidismo y de las arrogancias soportadas, parece existir una necesidad de acuerdos y de que en decisiones que afectan a nuestras vidas se dialogue y negocie.
Nos hablan insistentemente estos días de inestabilidad; fragmentación, desasosiego y vuelta al pasado que se puede producir con la llegada de nuevas fuerzas. Pero no dicen nada de todo lo negativo que las mayorías absolutas nos trajeron. Eso de negociar con uno mismo no arrastra más que a situaciones de arrogancia y abuso, que se traducen, como todos sabemos bien, en una evidente pérdida de calidad de la democracia, ya de por sí bastante deteriorada.
La última foto fija de Sondaxe sobre lo que puede acontecer el domingo nos retrata el escenario soñado. No hay mayorías absolutas. Porque las mayorías absolutas solo interesan a quienes las ejercen. Y cuando se ejercen mal tienden a aproximarse al autoritarismo. Y no señalamos.