Ruido mentiroso, ruido entrometido, ruido escandaloso, silencioso ruido», decía Joaquín Sabina en una de sus mejores canciones. Mariano Rajoy también podría cantar esos mismos versos, tan tristes, las próximas noches. Hay demasiado ruido alrededor del PP y sus negras perspectivas electorales.
Encuestas con previsiones muy negativas, escándalos mayúsculos como el de Rato, polémicas y errores no forzados (por ejemplo, De Cospedal y su «hemos trabajado mucho para saquear a nuestro país», los ingresos de Trillo y Pujalte...) sacuden cada día la precampaña del PP, provocan terremotos en la Red y hacen tambalearse el liderazgo del gallego, que ha dado un cambio de rumbo a su política de comunicación y asumirá, para bien y para mal, más protagonismo ante la opinión pública.
Ayer Rajoy escenificó el viraje con la publicación en Facebook, Twitter y Youtube de un vídeo en el que valoraba los datos del paro. Fue noticia porque al presidente se le suelen atragantar las redes, pero no tuvo un gran impacto. Y hubo quién pensó que, lejos de acercarse a la gente, la maniobra es una evolución de la polémica comparecencia vía pantalla plana. Y tal vez haya quién en el partido considere que la frialdad del plasma es mejor que el perturbador y ruidoso baile por sevillanas de Soraya Sáenz de Santamaría.