Todo tiene un límite

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

22 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El día que perdamos la compostura y demos un golpe encima de la mesa, los que viven del cuento en Europa y en el resto del mundo van a salir corriendo como gatos chamuscados. Y puede que ese día no esté tan lejano, porque la vergüenza, la rabia y la indignación que soportamos viendo cómo el mundo se cruza de brazos ante un asesinato premeditado y masivo, tienen un límite.

Para lo que sirve la gran y ponderada Unión Europea y para saber la utilidad de la loada ONU y todas las demás camarillas mundiales que nos salen en un ojo de la cara, no hay más que ver la determinación y efectividad con la que afrontan la desaparición de cientos de personas en el Mediterráneo. Debatiendo, en lujosos salones alfombrados, si lo oportuno es seguir levantando vallas o bombardeando puertos; hablando de efectos llamada y de mafias; pensándose si siguiendo de brazos cruzados la muerte dejará de acosarlos.

Algunos aguardamos que el despliegue político, social y mediático que vimos con el accidente aéreo de los Alpes se reproduzca, aunque sea en su mínima expresión en Lampedusa. Pero sobre todo ansiamos y exigimos soluciones. No podemos estar discutiendo si son inmigrantes irregulares o refugiados políticos, mientras se van al fondo del mar. Son personas. Con cara, nombre y apellidos; como usted y como yo. No tan afortunados, pero personas. Y por eso, estos responsables que alimentamos no sabemos muy bien para qué, tienen que atajar el problema y evitar que se produzca un muerto más. Después ya se debatirán las medidas. Pero esta sangría resulta insoportable y es el espectáculo más obsceno, escandaloso y humillante que algunos sufrimos en nuestras vidas. Solo asumible por unos insensibles y desalmados como ellos.