Nudos

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

12 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

María Moliner define el nudo como un entrelazamiento que se forma espontáneamente.

Mirado así, la vida es un nudo. Una serie de líos que se nos presentan de forma imprevista. La vida requiere la misma paciencia que un nudo complicado. Cada etapa del ciclo vital tiene sus clásicos: la primera pasión y desengaño adolescente, la infidelidad de la mediana edad, la conducta ingobernable de un hijo, la inesperada dependencia de los abuelos o el vacío de la jubilación.

También hay nudos que implican a todo un colectivo, como el nudo corredizo del yihadismo islámico, que ha acabado con la vida de más de un centenar de estudiantes católicos en Kenia hace pocos días.

Se plantean dos estrategias distintas para acometer el desenredo de nudos así: La del oso que vino a cenar, y la del nudo gordiano.

La primera la tomo de un viejo Reader?s Digest. En ella un tal Leslie relata cómo cuando pescaba en un lago de Canadá vio acercarse un enorme oso. Agobiado por la situación pensó cómo podía hacer para aplacarlo y salir bien parado de aquel encuentro. El problema estaba en que no tenía ni idea de cómo se entablan relaciones amistosas con un oso de esas características. Leslie no tenía experiencia, así que comenzó a darle al oso todas las truchas que había pescado. Al parecer al oso le pareció bien y se fue acercando al hombre hasta acabar sentado a su lado contemplando cómo pescaba.

El relato omite el final, de modo que no sé si finalmente el oso se quedó a vivir con Leslie o si, por el contrario, acabo devorándolo una vez que a aquel se le acabaron las truchas y la miel o se fue a dormir.

El caso es que a los Leslies kenianos les acaba de arrear un zarpazo y falta por ver si no acabará devorando a todos cuantos utilicen la misma estrategia apaciguadora o timorata de pretender convivir con un oso.

El nudo gordiano era aquel con que ató sus herramientas Gordio -rey de Frigia-, y que Alejandro Magno cortó de tajo ante la imposibilidad de deshacerlo y la necesidad de cumplir la profecía que otorgaba el reino de Asia a quien lo consiguiera.

De esa manera la leyenda del nudo gordiano quedó para la posteridad como significado de una grave dificultad que únicamente se puede resolver mediante una acción drástica y decidida.

Lo complicado del éxito de esta estrategia es que requiere llegar al convencimiento por parte de todos, de que este oso es salvaje y no queda más remedio que cortar tajantemente cualquier relación con él y enjaularlo.

Como pasa a veces con esos nudos desesperantes que acaban con nuestra paciencia.