Las verdades de «El intermedio»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez MOITO CONTO

OPINIÓN

08 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo está haciendo muy bien El intermedio, y mal los telediarios tradicionales, cuando el programa de La Sexta es la opción preferida por muchos espectadores para entender la cruda actualidad. La audiencia de noviembre ha confirmado la escalada imparable del espacio de Wyoming, con una cifra histórica (14 % de cuota de pantalla), dato que ratifica que cuando la realidad se degrada el humor reaparece como la mejor arma para digerirla, sobre todo si esta se ofrece a la hora de la cena.

La crisis del ébola y la corrupción han logrado que el espacio seduzca a nuevos seguidores (no todos escorados a la izquierda), hastiados y avergonzados, que ven justificado refugiarse en un informativo alternativo, parcial y con la necesaria carga de acidez como para poner a la política patria en su sitio y que, a mayores, les permite pasárselo bien. Al tirón de Wyoming, que suma incondicionales con su lengua afilada y corrosiva, se une la acertada incorporación de nuevos colaboradores, como el camaleónico Joaquín Reyes. Sus magistrales parodias, como la de Ana Mato reconvertida en «Médico de Familia» con Jaguar, logran el aplauso del público y una segunda y feliz vida en Internet.

El veterano formato no toca techo. Seguirá fuerte mientras no rebaje su crítica, perviva el descontento y no cambie el Gobierno.