El virus de la ira

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

22 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

No pude estar y lo lamento. Me hubiera gustado una vez más ser testigo de la gran fiesta del periodismo y la política, de Galicia y la palabra, asistir al acto de entrega del premio anual que concede la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre. Me hubiera gustado escuchar a Santiago Rey y a Barreiro Rivas, anfitrión y premiado, el día en que el Gobierno de España presidido por Mariano Rajoy cumplió tres años, tres difíciles años gestionando el país.

Me hubiera gustado mucho felicitar personalmente a Xosé Luís Barreiro, adelantado de la fortaleza que, ojo avizor, defiende desde A torre vixía, ejerciendo la tarea de analista forense de la realidad evidente, que disecciona con el bisturí electrónico donde otros columnistas solo ven la pantalla en blanco del ordenador.

Yo, que soy cronista de lo efímero, tengo en Barreiro una de mis referencias del más ambicioso de los ejercicios periodísticos de análisis político, alejado de lo obvio y lo banal. Mis parabienes, maestro.

Pero ha sido el ímpetu del discurso moderadamente sosegado del editor y presidente de la fundación, Santiago Rey, el que me llevó desde el corazón de sus palabras a utilizar este título que es mucho más que una frase. Es un diagnóstico eficaz de uno de los males que sufre España.

Son las steinbeckianas uvas de la ira, el virus de la ira, que en la vieja película de Boyle, 28 days, conduce a una forma de anticipar el apocalipsis. Es Camus y Unamuno, es Ortega. Aunque pese a todo, y en presencia del presidente Rajoy y de quienes realmente deciden en la sociedad gallega, Santiago Rey dejó que en el museo de La Voz de Galicia se colara al mediodía del jueves la esperanza: «Contemplo a cantos están hoxe aquí e penso que afortunadamente aínda temos moita brillantez, moito galeguismo, moita ilusión e, abofé, toda a esperanza».

Así concluyó su tesis.

Me hubiera gustado mucho haber estado allí como otros años, y dilatar la sobremesa en esa particular tertulia en la que se habla de la Galicia posible e incluso de la probable, con Feijoo subrayando el matiz, y el doctor Salorio poniendo puntos sobre las íes y diéresis impronunciables sobre vocales imposibles como si un vuelo literario de un corvus alinegro ilustrara Galicia. Que el virus de la ira y el veneno de la secesión se borren del argumentario. Debemos estar atentos.