Pedro Sánchez, de perfil

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

11 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Creo que Pedro Sánchez ya se ha enterado de que es el máximo cargo ejecutivo del PSOE. Y lo celebro. Porque solo así podrá dejar de dar la sensación de que sigue en campaña, hablando de los temas que más le gustan y evitando cuidadosamente los que pueden conllevar riesgos. Urgía que saliese de ese camino, porque orillar lo importante y evitar pronunciamientos necesarios se paga a la larga. No cabe ponerse de perfil ante la cuestión catalana, ni cabía apuntarse a un populista «no a Juncker» con el argumento de que, desde la visión del PSOE, es necesario «más socialismo» y «más democracia». Debe saber que la imagen resultante no es fácil de entender, más allá de los argumentos simplones que tanto le gustaban a Zapatero y a «la primera mujer que», Carme Chacón.

Pertenezco a esa mayoría de españoles que queremos vivir en un Estado bien gestionado y con políticos con liderazgos y mensajes claros. Creo que es lo que cabe pedirle a todas las fuerzas políticas, pero sobre todo al PP y al PSOE, que son, al menos hasta ahora, los que acumulan más votos y, por ello, más responsabilidad. Del Partido Popular hablaremos otro día, porque a veces sus erráticas y contradictorias políticas son difíciles de entender y de digerir. Hoy trato de centrarme en el recién llegado Pedro Sánchez, que nos debe mucho más que una imagen sonriente y confiada. Somos muchos los que creemos que el Partido Socialista Obrero Español necesita un liderazgo popular, pero no populista, con una sintonía profunda con la sociedad española, hoy tan desconcertada. Una sintonía hecha de datos exactos, de solidaridad auténtica y de promesas formuladas con rigor y con ambición.

Comprendo que Pedro Sánchez ha de tener el tiempo necesario para articular y desplegar sus propuestas y no seré yo quien se lo niegue. Pero también es verdad que no es un político recién llegado a la vida pública que aún no sabe de qué va esto. Recibió la bendición de sus compañeros y en particular la de Susana Díaz (innecesariamente reiterada) y ahora le toca señalar un puerto de destino, trabajar con su equipo y remar con energía y denuedo. Porque a partir de ahora las fotos de perfil ya no lo favorecerán.